viernes, 9 de agosto de 2019

Black Jack (II)

Buenas noches desde el rincón en el que escribo. Como ya sabéis estos días tenemos una historia por entregas, así continua Black Jack.


Black Jack es la única mancha en el expediente de Mike —Explicaba la intendente Sally Brown mientras tomaban un café en el Starbucks de la calle Imperial, el más cercano al lugar dónde había aparecido el cadáver.
Habían permanecido allí hasta que llegó el juez y autorizó el levantamiento del mismo. Tras permanecer allí unos minutos para poder recoger algún tipo de indicio que hubiera podido pasar desapercibido a los de la Policía científica, como así había sido, Mike recogió una colilla que se había quedado pegada a la suela de los zapatos del finado y un pequeño cabello moreno que tal vez no tuviera nada que ver pero que él no quería descartar, decidieron ir a la comisaría pero tuvieron que parar en el establecimiento en el que entraron pues una copiosa lluvia había empezado a caer.
Por horario, la cafetería debía de estar cerrada al público, pero por suerte para ellos el dueño se encontraba dentro limpiando y este era amigo de Mike y no solo les dejó pasar para guarecerse de la lluvia, también les invitó a café y, lo que era más importante para Mike, les dejó fumar en el interior pese a la ley que lo prohibía expresamente. Aunque el único que fumaba era él.
—Mike sacó la mejor nota en la academia —prosiguió Sally— no solo de su promoción, aún hoy sigue siendo la mejor nota de siempre. Todos los cuerpos del país estaban pendientes de él. Los Marshalls, la CIA, el FBI, la NSA, la DEA e incluso el Servicio Secreto, todos pendientes de él pues podía elegir el destino que quisiera.
—¿Y pudiendo elegir decidió este tugurio? —preguntó el inspector Smith al escuchar aquello, Sally fue a responderle pero lo hizo antes Mike de muy malas maneras.
—No sé lo que será este lugar para un pijito como tú, tal vez este destino sea un castigo o una letrina, pero para mí, estas calles, estas personas, son mis vecinos y amigos. Esto es mi casa, siempre lo ha sido. Yo decidí meterme a policía para proteger a mi pueblo de los delincuentes. Y sí, era bueno, el mejor, pero eso no quita que deba de privar a mis vecinos de ese talento.
—Tranquilo Mike —dijo levantando una mano Sally— John no ha querido ofenderte, simplemente se ha sorprendido que teniendo a todos detrás de ti hayas decidido el departamento de homicidios de esta ciudad, eso es todo, ¿verdad? —la pregunta la hizo girándose al inspector Smith y cuando este asintió Sally continuó—. Como te decía, una vez se graduó con honores en la academia decidió que era en esta comisaría y en este departamento en el que quería dedicar su talento. Y no tardó en convertirse en el inspector estrella. Se hizo cargo de algunos casos difíciles y los resolvió con éxito. Por un tiempo los asesinos dejaron de elegir esta ciudad para matar,
»Entonces llegó Black Jack. Para mucha gente era un vengador, pues se cargó a cinco delincuentes dejando como seña el naipe firmado. Cinco delincuentes a los que la justicia había dejado libres pese a que todos en la ciudad sabían o creían que eran culpables. Pero delincuentes o no aquel hombre era un asesino, y uno muy escurridizo. Hizo que Mike tuviera que dar lo mejor de él y finalmente entre él y su compañero, Harvey Lincoln lo acorralaron en el puente de la Avenida Libertad y se produjo una persecución que acabó con el cuerpo de Black Jack y de Harvey cayendo al rio.
—Entonces, Acabaron con Black Jack, no entiendo por qué dices que es la única mancha del expediente de Mike —dijo el inspector Smith sin comprender realmente porque le decían eso.
—Nunca encontraron los cuerpos, ni de Black Jack ni de Harvey Lincoln. Ni siquiera estamos seguros de que aquel tipo fuera Black Jack al cien por cien. Tenía los naipes que faltaban del seis al rey firmados en su coche y un listado con trece personas de las que los cinco primeros estaban tachados, pero nunca se le pudo interrogar.
—¿Y no buscaron los cuerpos?
—Por supuesto que sí se hizo, se  peinó el rio, incluso con buzos pero la corriente aquel día era muy fuerte, creo que hubo una tormenta tremenda ese día y bajaba más caudaloso de lo normal y con más fuerza también. El caso es que se esperó un tiempo prudencial y como no volvió a aparecer ningún cadáver más con aquella firma se dio por buena la teoría de que aquel hombre era Black Jack.
—¿Y quién más podría ser?— preguntó ahora Mike que había permanecido al margen hasta ese momento, como ausente pero pendiente de todo y apagó el cigarro en el pequeño cenicero— No volvió a aparecer ningún cuerpo más por lo que el caso se cerró, Black Jack había muerto.
—No apareció ningún cuerpo, hasta hoy— le respondió la intendente Sally Brown.
Mike miró a la mujer que era su superior y había sido su compañera durante años. La conocía perfectamente y no era propio de ella asestar ese tipo de golpes bajos, y mucho menos a él. Si las miradas matasen ahora mismo estaría muerta, iba a decir algo pero se mordió la lengua y en ese momento el inspector Smith fue el que habló.
—Entonces, ¿creéis que se trata del mismo hombre o un imitador?
—Aún es pronto para saberlo —hablo Mike que ya había asimilado la puya de Sally y su cabeza ya estaba trabajando a mil por hora analizando todas las posibles opciones, como si de una partida de ajedrez se tratara— puede ser que aquel hombre no muriera y haya vuelto después de tantos años para continuar con sus crímenes, cosa que dudo. Otra opción más plausible, es que aquel hombre que murió en el río no fuera Black Jack y el verdadero estuviera de viaje o en prisión y haya vuelto ahora a la ciudad para seguir con su macabra obra, que voy a mirar esta opción en cuanto llegue a la comisaria aunque, para mí, lo más probable es que se trate de un imitador.
—¿Un imitador? —preguntaron los otros dos al unísono.
—Es lo más probable, y más después de tantos años. Aunque no hay que descartar nada.
La lluvia arreciaba en el exterior y se había levantado unas rachas de viento bastante desagradable, no era de extrañar que se produjera algún tornado pues no sería la primera vez. El interior del local era acogedor, la temperatura agradable y la conversación no tanto. Mike se acercó a su amigo que limpiaba en la trastienda y le pidió que sirviera otra ronda de cafés y este se apresuró a hacerlo. Una vez volvió a su sitio Mike se encendió un nuevo cigarrillo y tras apagar la cerilla con la mano exhaló el humo por la nariz y miró su teléfono pues acababa de recibir un mensaje. Tras leerlo con detenimiento añadió.
—Mi teoría del imitador cobra fuerza, ya sabemos la identidad del muerto.
—¿Lo sabemos? —preguntó sorprendida Sally mientras miraba su teléfono que no tenía ninguna información nueva— ¿Cómo puede ser que te llegue esa información antes a ti que a mí que soy quien está al mando?
—No me lo tomes a mal pero Robert, el jefe del laboratorio, y yo somos viejos amigos. Nos conocemos hace año, lleva tiempo haciéndome trampas al póker y yo llevo el mismo tiempo fingiendo que no me entero que las hace, pero ese no es el tema, el caso es que han cotejado las huellas con el programa y han encontrado coincidencias. Nuestro hombre es Boris Dankov, un camello de poca monta de origen bielorruso.
—¿Y eso te induce a pensar que se trata de un imitador? —preguntó ahora el inspector Smith que no comprendía el porqué de dicha aseveración mientras Sally hacía una llamada para solicitar inmediatamente la información de la que ya disponía Mike.
—Como ya te ha dicho Sally, todas las víctimas del Black Jack original eran delincuentes a los que la justicia había dejado libres, y este es el caso de nuestro hombre. Pese a que trapicheaba con hachís y marihuana principalmente nunca se le pudo enchironar por lo que seguía vendiendo su mierda en parques y escuelas. Black Jack se lo ha cargado y para la mayoría de la ciudad nos ha hecho un gran favor.
—Tal vez no mate más.
—Puede ser, pero algo me dice que pronto habrá más muertes. Pero me preocupa más otro detalle.
—¿Cuál Mike? —preguntó ahora Sally que se había incorporado a la conversación tras cortar la llamada que tenía entre manos.
—Si este tipo era un camello de poca monta, ¿Por qué cojones lleva el peluco más caro que el dinero puede pagar?
—Tal vez se lo pudiera permitir —dijo Sally.
—Tal vez, o tal vez lo robara —se aventuró a decir el inspector Smith.
Mike los miro a los dos incrédulo mientras negaba con su cabeza. Dio una nueva calada a su cigarrillo antes de apagar este en el cenicero, que se le había consumido entre los dedos, dijo:
—¿No os dais cuenta que todo es una puesta en escena? Nada de lo que ese hombre llevaba puesto en el momento en que lo encontramos era suyo. Todo se trata de una mentira, de una estrategia para desviar la atención de lo verdaderamente importante.
—¿Y qué es según tú lo importante Mike? —quiso saber Sally.

Hasta aquí llega hoy la historia de Black Jack, continuará en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

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