sábado, 27 de julio de 2019

Una historia por entregas

Buenas noches desde el rincón en el que escribo. 

El verano pasado compartí un relato cada semana, o una poesía, o un monólogo o lo que fuera. Algo que se pudiera leer rápido mientras tomábamos el sol, nos despertábamos de la siesta o viajábamos en transporte público hacia algún lugar. Pero como este año lo he ido haciendo cada semana y no solo en verano, este año he decidido que os voy a regalar una historia por entregas, cada semana intentaré poner una porción de lo que será una historia completa. Espero de esta manera que os despierte la curiosidad y estéis atentos cada semana para saber como continua la trama. 

He decidido crear una historia policíaca porque me siento cómodo en ella, el motivo es que cabe de todo en una trama policíaca. Para la ocasión he rescatado a dos personajes que cree para un relato corto titulado "La asesina no es la asesina" y que pronto podréis leer, ya os diré cuándo y dónde. La historia, que tendrá por título "Black Jack" la podréis leer a partir de la próxima semana. Por hoy solo os dejo la explicación.


A partir de la semana que viene todas las entradas llevarán por título "BLACK JACK" y un número para saber que parte de la historia es, como si fuera el capítulo de la serie de televisión que más te gusta. No habrá más texto que el del capítulo del día así como el saludo y la despedida y también la imagen. Nada más, solo la parte de la historia para que no nos despistemos ni nos perdamos en la paja y dejemos pasar lo importante. La entrada de hoy era solo para informaros de lo que pasará en este blog a partir de la semana próxima y que se prolongará en el tiempo tanto como dure la historia que quiero contar o hasta que me canse de ella.

Por hoy es todo, espero que os haya gustado, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

viernes, 19 de julio de 2019

A TRAVÉS DE LA VENTANA.

Buenas noches desde el Rincón en el que escribo.

Hoy quería compartir un relato aunque no sé muy bien en que género catalogarlo, pero como tampoco soy un escritor al que le guste que le cataloguen pues simplemente lo comparto esperando que os guste, o que no, que sea como sea os despierte algo en el interior de quien lo lea. Lo podréis leer como siempre tras la imagen. Por cierto el título es "A través de la ventana".


El día había sido caluroso, demasiado incluso para la época del año en la que nos encontrábamos, pero la noche amenazaba con ser fresca. Me encontraba sentado en la silla de jardín que se encontraba en el pequeño balcón del no menos pequeño apartamento en el que vivía muy cerca del edificio en el que trabajaba como contable. En una ciudad como Nueva York, vivir cerca del trabajo es ganar calidad de vida.
Salgo al balcón a fumar porque me gustan las vistas de este. No es que se vea Central Park que queda a varias manzanas por detrás de donde vivo, ni tampoco se vislumbra ninguno de los pulmones verdes de la ciudad, no da a ningún parque, ni siquiera a una pista deportiva de las muchas que pueblan la ciudad, simplemente me gustan las vistas de la calle. No es de las más anchas, más bien al contrario, el camión de la basura tiene problemas para entrar o salir de ella como haya algún coche un poco separado del bordillo o una furgoneta más ancha, pero es de las más bonitas de la ciudad.
Desde mi balcón puedo ver el hermoso restaurante chino de la esquina, tiene una fuente ornamental en la puerta y se come de maravilla, ahora se ha puesto de moda y van todos los jóvenes ejecutivos, las parejas para tener una cita romántica o las familias para disfrutar de unos sabores diferentes. También tengo acceso visual a la tienda del espía más conocida del país. Su dueño es un antiguo Hacker que entró con éxito en algunas webs gubernamentales y que ahora se dedica a vender gadgets para que cualquiera pueda jugar a espías.
Pero lo que más me gustan de las vistas es la vecina de enfrente. Debe de tener treinta y pocos, más o menos mi edad y sé que ella también me mira a través de la ventana de su casa pues ella no tiene balcón, pero si una amplia y grande cristalera multicolor que debe de dar un precioso aspecto tornasolado a su casa. Es rubia y de ojos claros, esto segundo no puedo saberlo a ciencia cierta, pues nunca hemos conocido, siempre hemos estado separados por unos pocos metros de asfalto, pero los imagino así. También la imagino delgada, con un buen cuerpo, probablemente vaya al gimnasio como la mayoría de neoyorquinos, o haya pasado por las manos de algún cirujano plástico, muchas mujeres de la ciudad lo hacen pues es importante verse bien ante una sociedad en que la imagen que tenemos lo es todo. Me pregunto qué es lo que le atrae de mí pues sé que me observa cuando salgo a fumar. Tal vez algún día me decida y cruce la calle y entre a su portal. Quien sabe, tal vez así encuentre el amor.
* * *
Ya está otra vez ahí en el balcón ese hombre, fumando sin camiseta en el pequeño balcón de su apartamento, al menos tiene balcón. Él puede permitírselo pero yo no, casi no puedo pagarme mi apartamento como para poder pagar uno con balcón. Pero ese chico, bueno tal vez deba llamarlo hombre pues debe tener mi edad más o menos, no deja de mirarme, ¿sospechará cuales son mis verdaderos motivos para no quitarle la vista de encima?
No, es imposible, no puede saber que soy del Servicio Secreto, que estoy en misión especial, trabajando para el Presidente de los Estados Unidos. Antes estuve en el cuerpo de los Marines y anteriormente en el ejército del aire. Pero me siguen considerando poco más que una niñera, y todo por ser mujer. Estoy entrenada para matar a personas con mis propias manos y en cambio estoy aquí, controlando a un sujeto del que desconozco su nombre y sus actividades, tan solo porque un informante anónimo ha comunicado que está planeando atentar en la Casa Blanca en breve.
No tiene pinta de terrorista. A lo largo de mi vida me he topado con muchos y este es un tipo vulgar y corriente. Seguramente  trabaje como contable o gestor en alguna empresa cercana, un tipo de lo más gris y por lo tanto no es terrorista seguro. Por lo que no entiendo por qué me han destinado aquí, ¡Joder! Si mi propio tío me puso aquí. Pero que hace, me está mirando mucho, como si me desnudara con la mirada. Si realmente le gusto, ¿por qué no da el paso y viene a verme? Si solo tiene que cruzar una calle.
* * *
—¿Puedo pasar señor Presidente?
—Por su puesto Anthony pasa. ¿Ocurre algo que deba saber? O vienes a verme como amigo y no como jefe del Servicio Secreto.
—Efectivamente vengo como amigo.
—Pues tú dirás.
—Siempre me has dicho que mi sobrina tiene futuro, que querías que dejara el ejército para formar parte del Servicio Secreto porque querías que te protegieran los mejores y ella lo es.
—Y así es, continuo pensando lo mismo, ¿por?
—Entonces, ¿por qué me has pedido que la envía a observar a ese contable de poca monta engañándola diciéndole que se trata de un posible terrorista? Ella vale para mucho más que eso.
—Y así es viejo amigo, así es, pero ya va siendo hora que encuentre el amor verdadero y según el algoritmo del amor que diseñó mi gabinete de Hackers es el adecuado para ella. A ver si se enamoran de una vez y dejan de contemplarse a través de la ventana.
Por hoy es todo, espero os guste, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos. 

sábado, 13 de julio de 2019

Un catorce en selectividad

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Para este día quería traeros un pequeño relato titulado "Un catorce en selectividad, a ver que os parece.


Todos sus compañeros habían entrado corriendo al Hall del campus para comprobar sus notas en el corcho de la facultad de medicina. Ella prefería ir caminando despacio, fuera cual fuera el resultado nada podía hacer ya, las prisas ya no eran buenas consejeras. Suspiró hondo antes de ponerse en pie y limpiarse el trasero de los tejanos por si se le había manchado con la hierba fresca del suelo. Una vez puesta en pie se encaminó a la puerta que poco antes habían franqueado el resto de alumnos y alumnas. Con la misma parsimonia fue subiendo uno a uno los dieciséis escalones. La suela de piel dura de sus sandalias resonaban sobre estos con un repiqueteo rítmico que parecían unas baquetas golpeando el cuero de un tambor.
Una vez en el interior de la facultad notó que el aire acondicionado estaba muy bajo y tuvo sensación incluso de frio. Frotó sus brazos con las palmas de sus manos pues se le había erizado el vello de los brazos. El top de tirantes que llevaba puesto era adecuado para el calor del exterior pero en el interior echó en falta una manga un poco más larga. Se quitó el pequeño bolsa en forma de mochilita que llevaba a la espalda y extrajo un cárdigan color sepia que hacía juego con su top y se la puso antes de avanzar hacia el lugar en el que se encontraba el que podía o no ser su futuro.
Podía escuchar risas y también lágrimas. Gente abrazándose y saltando de alegría porque habían logrado su sueño, otras tratando de consolar a amigos y amigas porque no lo habían logrado. El abanico de reacciones era tan amplio como las personas allí reunidas.
A medida que se acercaba a aquel papel notaba como su corazón se aceleraba, había estado estudiando mucho para poder estudiar medicina, lo había tenido claro desde niña, su sueño era ser doctora y se había centrado desde los doce años en lograr su sueño. Ahora que tenía dieciocho había llegado la hora de ver si todos los años de estudio y sacrificio habían servido de algo o debía de contentarse con otros estudios.
Se plantó ante el papel, buscó su número del carné de identidad y cuando lo encontró siguió la línea con el dedo índice de su mano derecha hasta la nota final en su examen de selectividad. Su uña, con una manicura francesa perfecta y sin cutículas, se detuvo ante la nota. Casi no se lo podía creer, había sacado un catorce, la nota más alta. Notó como las lágrimas acudían a sus ojos, eran lágrimas de alegría.
Echó mano de su teléfono móvil, que había guardado en el bolsillo trasero de sus pantalones y marcó al amor de su vida. Normalmente la gente llamaba a sus padres primero, pero ella no. Sus padres no la apoyaban ni en su intención de convertirse en médico ni en su relación de pareja, así que para ella habían perdido importancia. En el momento que se fue a vivir con su pareja dejaron de hablarse. Cuando al otro lado del teléfono descolgaron ella sonrió:
—Amor, ¿puedes hablar? —preguntó enjugándose las lágrimas en el dorso de su mano.
—Claro que sí mi vida —le dijo la voz de la persona que amaba con una sonrisa de felicidad en los labios— dime que todo ha ido bien.
—Ha ido perfecto. He sacado la nota más alta.
—No tenía la menor duda. Te paso a buscar en cuanto salga de la oficina y vamos a comer en algún sitio para celebrarlo, ¿te parece?
—Claro que si mi amor.
Elena colgó al otro lado. Era C.E.O en una importante empresa textil, tenía cuarenta y cinco años y desde hacía dos estaba manteniendo una relación de amor con una jovencita bastante menor que ella y le acababa de dar la mejor de las noticias. Pronto empezaría a estudiar medicina que era su sueño. Se sentía feliz por ella, pero no solo porque lograra el mayor sueño de su vida sino porque para ella, era el amor de su vida y no imaginaba la suya si no era junto a aquella mujer. Y sabía que era mutuo.

Por hoy es todo, espero que os haya gustado, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 6 de julio de 2019

Un ramo de flores

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Quería aprovechar este día para compartir con vosotros un texto que en un principio lo escribí como monólogo de teatro pero que finalmente no se llevó a escena, como siempre podéis leerlo tras la imagen, el título: "Un ramo de flores".


Un ramo de flores. Desde que estamos juntos siempre hay flores frescas. Jacintos, narcisos, crisantemos y gladiolos. Me siento tan a gusto. Es una persona maravillosa, romántica. Recuerdo nuestros paseos por la playa, cogidos de la mano, abrazándonos bajo la atenta mirada de la luna, iluminándonos la cara, una cara llena de felicidad.
Pero es un amor imposible, lo sé. Es un hombre, y yo también, ¡y eso que importa! Pero eso no es todo, él es un hombre casado con una gran mujer, padre de dos criaturas la más pequeña tiene cinco años, el mayor siete. Yo que me había prometido a mí mismo que jamás tendría una amante y ahora soy yo la otra.
Además sus padres son del Opus, los míos diputados del PP. Nunca podríamos tener una relación seria, los dos lo sabemos, pero él está dispuesto a renunciar a todo, a su mujer, a sus hijos, a su herencia, a todo, de hecho ya lo ha hecho.
Y tiene todo lo que siempre he buscado en la persona que quería que estuviese junto a mí para siempre, es culto, apuesto, cariñoso, detallista, inteligente y atento, muy atento. Cuando se va por la mañana a trabajar siempre me deja un bombón en el lugar donde había estado su cuerpo. Y cuando no trabaja me trae el desayuno a la cama, con una flor fresca, ¡Y tiene una mano para la cocina! Como cocina de bien.
También es mucho de poemas, cada día me deja un poema, al principio era pomas de poetas famosos, poetas que a los dos nos encantaban, aún recuerdo el primero que me dejó: «¿Qué es poesía? Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul, ¿Qué es poesía?, poesía eres tú». Tal vez el mejor poema corto que conozco, ¡Sí, sé que no es de él! Es de Bécquer, como he dicho dejaba poemas famosos al principio, pero luego empezó a escribir versos propios, y también recuerdo el primero que me dejo suyo. «Así como en el horizonte se besan el cielo y el mar y en el ocaso la noche y el día, en mis sueños, tu boca y la mía». Y además somos amigos desde niños, nos conocemos hace muchísimos años.
¿Y qué dirá la gente de mí?, mis compañeros de fútbol ya no querrán que entremos juntos al vestuario y a las duchas como hasta ahora. Y los amigos de mis padres, me llamaran maricón, y me señalaran con sus dedos, seré peor que un demonio para ellos, me prohibirán la entrada a su club. Y ya me puedo despedir de mi herencia, mis padres no le van a dejar nada a un “invertido” como ellos mismos lo llaman.
¿Pero que estoy diciendo? Él está dispuesto a renunciar a todo por mí, a su trabajo, a su familia, a su mujer y sus hijos y yo en cambio no soy capaz de renunciar a nada por él. Claro que si voy a hacerlo, voy a llevarlo a mi casa, voy a salir del armario, se lo voy a presentar a mi familia.
¿Mamá? Hola mamá, soy yo, quería contarte algo. Bueno, quería decirte que estoy saliendo con una persona, sí, es estupenda, tiene todo lo que siempre quise para mí, muy dulce, sí claro iremos a cenar pero no hoy, si claro, puedes decírselo a todos, sí, claro se lo presentaré a toda la familia, vale mamá, ahora nos vemos, por cierto mamá, soy gay.

Por hoy es todo. Espero que os haya gustado. Nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.