viernes, 29 de junio de 2018

Relatos para las vacaciones (II) "12V, 14P"


Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Al parecer ya está aquí eso que llaman "Operación Salida". Tal cómo parece mucha gente emprende viajes por carretera, por avión, por barco o por tren. Tal y como os prometí voy a traeros unos relatos para que los disfrutéis en estas vacaciones, y en este caso es uno ambientado en un tren, pero puedes leerlo en cualquier lugar. Este lleva por título: "12V, 14P" y dice así:

Él tenía veintitrés años, se llamaba Marc Martí e iba vestido con unos tejanos negros y ajustados, una camisa de leñador verde y blanca y unas botas altas tipo militar. Abandonaba la ciudad condal para participar en una prueba como batería de un grupo de Rock. Su único equipaje, una minúscula mochila con ropa para dos días y la guitarra española que le habían regalado a los catorce años.
Ella tenía veinte años, se llamaba Xènia Puig y su vestuario consistía en unas mallas negras, un jersey blanco de lana largo y con cuello alto y unas zapatillas deportivas con suela de plataforma. Era estudiante de segundo de arte dramático y dejaba su Barcelona natal para trabajar en su primera obra como profesional en el teatro Lope de Vega a las órdenes de Josep María Flotats.
Lo que ninguno de ellos sabía todavía es que no llegarían a Madrid. El tren salió del andén número uno de la estación de Barcelona Sants con cinco minutos de retraso durante los cuales Marc y Xènia pudieron descubrir que iban a ser compañeros de viaje. Muy galantemente él ayudó a colocar las pesadas maletas de ella en el lugar reservado para las mismas y ella se lo agradeció con una sonrisa que iluminó su precioso rostro.
Antes de llegar a Zaragoza el tren ya había recuperado el retraso acumulado en el tramo inicial y los dos jóvenes empezaron a darse cuenta de que se estaban enamorando. Él acarició la larga melena azabache de ella con su mano derecha mientras que con la izquierda acercó la cara de ella a sus labios; ella cerró sus preciosos ojos azules y se dispuso a ser besada. Breve impás de espera que es el tiempo que tarda Marc en acercar sus labios a los de ella. Un tiempo inferior a un segundo que se hace eterno.
Por fin se decide, sus labios se juntan y antes de poder dar el beso un frenazo inesperado del tren les saca del leve sopor en el que habían entrado, abren los ojos y todo es igual pero distinto: los pasajeros son los mismos pero cambiados, el interior del vagón parecido pero no igual. ¿Qué ha ocurrido? Marc mira su reloj y se horroriza, ¡Han transcurrido tres días!, «Es imposible» piensa «Eso solo ocurre en las novelas de Stephen King» se dice, pero lo cierto es que ese segundo ha sido el más largo de la historia.
Pregunta a la gente de su alrededor y todos le dicen que no ha ocurrido nada, simplemente que el tren se ha parado; pero algo le dice que eso no es todo, se lo dice su sexto sentido y también la cara de pánico de Xènia. Él la abraza para evitar que se asuste o grite pero sabe que sea lo que sea lo que vaya a ocurrir pasará pronto.
Una mano le agarra del hombro y se sobresalta en su asiento, se gira asustado y encuentra a un hombre mayor que le pide fuego para encenderse un cigarrillo; a duras penas le dice que no fuma y el hombre vuelve a su asiento, todo el mundo parece muy tranquilo menos él y Xènia. «Trata de dormir, no es más que una pesadilla» se dice a si mismo y a su compañera de viaje y ambos cierran los ojos.
Un nuevo ruido le sobresalta, cuando Marc abre los ojos Xènia no esta a su lado, de hecho no hay nadie a su lado, los pasajeros del tren siguen tan tranquilos como siempre, y el tren tan parado como antes, ningún anuncio por megafonía, ninguna señal de la chica de la que se había enamorado. Estaba empezando a desquiciarse cuando le dio por mirar de nuevo su reloj y empezó a creer que se estaba volviendo loco ya que según su reloj, ¡era ayer!
Una nueva mano se apoya en su hombro, nuevamente un escalofrío recorre su cuerpo y con más miedo que antes se gira para comprobar que se trata de la dulce Xènia, vestida ahora únicamente con el jersey que se sienta sobre él y empieza a besarle. Tras los besos las caricias y tras estas las palabras dulces: «Tranquilízate, pronto estará arreglado el problema de las vías» dice con una voz sumamente erótica y vuelve a besarlo esta vez con verdadera pasión.
Marc trata evitarla y como ve que es imposible quitársela de encima cierra los ojos y se deja hacer hasta que ella, en uno de sus jueguecitos le muerde en la oreja, él abre los ojos, grita de dolor y comprueba que es de noche: todo el mundo en el vagón duerme, Xènia también, junto a él y no tiene rastro de sangre en su oreja. «Todo ha sido un sueño” se dice a si mismo mientras se levanta para ir al lavabo. “¿Todo?» se pregunta cuando observa que el tren continua parado. Mira su reloj y ve que es hoy, que es el día en que él cogió el tren para ir a Madrid, pero en cambio es de noche. «Me estoy volviendo loco» se dice mientras continua caminando hasta el servicio.
Cuando sale del urinario se dirige nuevamente a su asiento para seguir durmiendo, «todo esto es un sueño» piensa. Se sienta, cierra los ojos y trata de dormir pero no lo consigue, no sabe si por consecuencia del miedo, pero el caso es que no puede conciliar el sueño.
Nuevamente una mano sobre su hombro, nuevamente un sudor frío recorre su frente, nuevamente tiene ganas de gritar, nuevamente el miedo se lo impide. Se gira tan asustado como de costumbre, en esta ocasión se trata del interventor de RENFE, vestido con ropa de los años treinta, que le pide su billete.
¿Por qué motivo este tren está parado y el tiempo parece haberse vuelto loco?—pregunta.
Este tren está parado porque este es el viaje que has pagado; los billetes doce y catorce de este vagón no tienen destino, simplemente tienen derecho a salir de Barcelona y montarse en el tren y que este parta, pero no tienen derecho a bajarse en ninguna estación.
Pero, ¿yo compré el billete hasta Madrid?
Creíste hacerlo.
¿Cómo puedo detener esta pesadilla?
No puedes, solo el billete puede.
Esas palabras se quedaron grabadas en la mente de Marc, un billete sin destino... ¿Cómo podía haberse equivocado de tal modo? Buscó en su mochila hasta que encontró el billete, lo miró y remiró treinta veces; para él era un billete perfectamente normal, con su hora de salida y de llegada. Eso era  lo más curioso, la hora de llegada coincidía con la hora que marcaba su reloj, con la hora que su reloj había marcado continuamente desde que el tren se paró.
Despertó a Xènia y le pidió que le dejase ver su billete, ¡eran idénticos! Entonces lo vio claro, ella ocupaba el asiento doce mientras él ocupaba el catorce. Ahora las palabras del revisor cobraban sentido.
Coge tus cosas y bajemos de aquí, este es nuestro destino, si no bajamos el tren no podrá continuar su viaje—dijo convencido.
No entiendo que tenemos que ver nosotros en que el tren no pueda continuar su marcha.
Baja y lo entenderás.
Ambos bajan del tren y Marc se gira hacia él esperando verlo marchar pero este no se mueve, no es más que un vagón varado en una vía muerta en algún lugar en medio de ninguna parte. «No lo entiendo» se dice a sí mismo mientras sigue a Xènia de nuevo al interior.
Pero el interior ha cambiado, ahora es un vagón vacío, muerto. Nada ni nadie en su interior, solo polvo y desolación. Ella rompe a llorar, él la abraza para que se tranquilice y acaricia la larga melena azabache de ella con su mano derecha mientras que con la izquierda acercó la cara de ella a sus labios, ella cerró sus preciosos ojos azules y se dispuso a ser besada. Breve impás de espera que es el tiempo que tarda Marc en acercar sus labios a los de ella. «Solo el billete puede» recuerda, y rompe los billetes que todavía sostenía en sus manos. Por fin se decide sus labios se juntan y ambos se funden en un apasionado beso.
Marc abre los ojos y el tren está llegando a Madrid, faltan cinco minutos para entrar en la estación de Atocha. «Finalmente todo ha sido un sueño» se dice mientras gira su cara a la izquierda para observar a un hombre mayor pedir fuego, a su frente para observar como un revisor vestido con ropa de los años treinta ayuda a la gente a bajar las maletas y a su izquierda para contemplar a Xènia vestida tan solo con su jersey y decirle: «todo ha sido un sueño cariño».
Una mano se apoya de nuevo en su hombro y mientras se gira puede oír como la tétrica voz de la parca le dice «¿TODO?». Luego silencio y una carcajada macabra donde las haya de la muerte que se lleva a Marc Martí víctima de un infarto.
Nuevamente un silencio que da paso a la voz del revisor, «Nunca debiste romper el billete; al hacerlo te quedaste sin destino y al perder el destino ya no tenías nada que hacer en la vida. Estaba todo a tu favor: una chica guapa que te quería, un mundo para vosotros solos, mucha vida por vivir». Nuevo silencio, largo y melancólico.
Cuando Marc puede abrir los ojos está en una cama de hospital, su melena rubia ha dejado paso a una cabeza rasurada y sus ropas a una bata azul abierta por detrás. La habitación en la que se encuentra está acolchada y una enorme ventana se encuentra junto a la única puerta.
Desde el ventanal es observado por tres personas, un señor mayor, un revisor con ropas de los años treinta y una preciosa joven morena de ojos azules. «Debemos darle una nueva oportunidad» comentan entre ellos y alguien vestido con una parca negra abre la puerta...
Marc se encuentra ante la casa Batlló. Desciende las escaleras que dan acceso a la estación de Paseo de Gracia mientras se quita las gafas de sol y cuando llega al quiosco de la misma, para la cinta de «Apocalíptica» que sonaba en su walkman, y compra el diario deportivo Marca, un cómic de Lobezno y el ejemplar de diciembre de la revista Playboy  con Naomi Campbell en su portada. Paga con un billete de mil y le pide a la dependienta que se quede con el cambio. Esta le da las gracias y con una sonrisa de oreja a oreja le regala un paquete de chicles de menta sin azúcar. Introduce sus compras en la pequeña mochila que lleva como equipaje y saca su billete de tren para Madrid.
Una mano se apoya en su hombro derecho y cuando se gira se da cuenta que una joven y guapa chica morena y de ojos azules, a la que no había visto en su vida, le da un apasionado beso en los labios. «Menos mal que has llegado, hace tiempo que te esperaba» le dice mientras le da una pesada maleta, que se supone que debe ayudar a llevar al tren.

Por hoy es todo, espero que os guste, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

viernes, 22 de junio de 2018

Relatos para las vacaciones (I): "Alea Jacta Est"

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Como va llegando el verano, en verdad no está llegando, está aquí ya incidiendo despiadadamente sus altas temperaturas sobre nosotros pobres mortales. Pero a lo que iba. Cómo ya estamos en estas fechas en las que a algunos les gusta echarse a la playa y leer mientras se tuesta al sol, voy a compartir con vosotros una serie de relatos cortos para que podáis leerlos allí donde estéis. Será un relato cada semana y el que abre el fuego, nunca mejor dicho lleva por título "Alea Jacta Est". Para aquellos que no lo sepan significa "la suerte está echada" en latín. Y por primera vez quiero acompañar el relato de una imagen. Os comparto primero está y luego el relato: 


Me llamo Giacomo, Giacomo Pierdoménico y soy jugador. Llega hasta tal punto mi afición al juego que en estos momentos me encuentro en la sexta silla de una partida de ruleta rusa. Es la tercera vez que juego y siempre me ha tocado sentarme en la última silla y como podéis comprobar, hasta ahora me ha ido bien. Como sabréis el lugar de las sillas se hace por sorteo, ¿Qué?, ¿Qué no lo sabíais?, perdonarme, pero así es.
Debo de reconocer que estoy un poco nervioso, no por el juego en sí, que es relativamente fácil, sino por la gente que nos mira, es la familia y amigos de los jugadores y me refiero a ellos como tercera persona ya que por mí no se preocupa nadie ya que desde que perdí a mis padres en un accidente de automóvil ahora hace ocho años no tengo familia, y en cuanto a amigos, los perdí a todos cuando rompí con la chica con la que estuve saliendo.
Se llamaba Ivana, bueno, se llama, porque desde la última vez que hablé con ella no tengo noticias de que le haya ocurrido nada. ¿Qué por qué me dejó?, creo que la respuesta es obvia, por mi afición al juego, ahora, me alegro por ella ya que conmigo no hubiese llegado a nada y en la actualidad es corresponsal en Lisboa para la RAI.
Creo que ya ha llegado el momento de dejar de hablar de mí porque el revólver ya ha sido cargado, con una sola bala como es lógico y entregado al primero de la fila, un alemán de metro noventa con el que ya he jugado a lo mismo anteriormente.
El teutón coge el revólver con su mano derecha y tras darle un giro al tambor con su mano izquierda cierra este con un brusco movimiento de su muñeca diestra, la suerte está echada. Coloca el cañón frío en su sien derecha y tembloroso quita el seguro del arma y echa el percutor de la misma hacia atrás.
Una gota de sudor frío recorre su frente y desciende por toda velocidad por su mejilla izquierda hasta llegar a su mandíbula y tras quedarse sostenida por un segundo en esta, cae estrellándose en el muslo de él. Tras un par de segundos agónicos por fin se decide y aprieta el gatillo. Solo se oye el «click» que hace el martillo al golpear en un hueco y el alemán suspira tranquilo y no es para menos, hoy no perderá la vida en este juego, podrá intentarlo mañana.
Pasa el arma al segundo y este coloca también el cañón en su sien derecha y repite la operación del percutor. Pero este individuo no suda, ni tan siquiera una gota, eso de ser ruso le da sin duda una sangre fría impresionante. Aprieta el gatillo sin titubear y vuelve a oírse el mismo ruido metálico.
Pasa el revólver al oriental que ocupa la tercera posición sin inmutar el rostro y este lo recibe francamente nervioso. Los nervios aumentan entre los cuatro que quedamos mientras el japonés coloca el arma en su sien y sudoroso repite la operación que ya antes hicieron alemán y ruso. Prolonga el momento de apretar el gatillo tanto como le permiten sus nervios, aproximadamente unos cinco segundos para luego apretarlo mientras cierra sus ojos.
Nuevamente se oye el «click» metálico. Este entrega el revólver al mexicano que ocupa el cuarto lugar con los ojos anegados por las lágrimas y rodeado por los aplausos de sus amigos, sin duda es el que más espectadores ha traído, por lo menos el que los ha traído más ruidosos.
Éste rápidamente se lleva el arma a la sien y aprieta el gatillo habiendo antes echado para atrás el percutor. Nuevamente se repite el mismo ruido que ya había oído otras tres veces antes. Con el rostro lleno de emoción entrega el revólver al quinto de la fila y sonríe de oreja a oreja.
El puertorriqueño que está delante de mí coge el arma con sus grandes y sudorosas manos y lo contempla durante unos segundos. Luego por fin se decide y empuña el arma con su mano izquierda y coloca el cañón y su sien izquierda. Está bañado en sudor y sus manos empiezan a temblar. Lentamente echa el percutor para atrás y cierra sus ojos. Luego empieza a susurrar algo que pudiera ser el padre nuestro y tras pronunciar un clarísimo amén aprieta el gatillo no sin antes tragar saliva. Yo cierro los ojos, no quiero ni pensar que si se oye el mismo ruido que antes seré yo el que muera. Pero esta vez no se oye ese «click»' sino un ruidoso y estridente disparo. El pobrecillo no ha tenido suerte, pero al menos ha tenido el detalle de no mancharme la ropa con los restos de sus sesos. Hoy me he ganado un buen montón de dólares...
Es la cuarta vez que me pongo a jugar a la ruleta rusa. Hoy estoy en la silla tres, mal rollo. El juez entrega el arma a un yanqui y este gira el tambor. La suerte está echada.
Por hoy es todo, espero os guste, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 16 de junio de 2018

Una de vampiros, que los tengo a muy buen precio

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Hace tiempo que escribí una serie de microrrelatos de terror con los vampiros como hilo argumental. Era para un concurso y uno resulto finalista. De hecho fue mi primer relato finalista que apareció en una antología, por si queréis recordarlo os dejo aquí el enlace: 

http://mi-rincon-de-escribir.blogspot.com/2017/03/nuevo-relato.html

Como digo ese fue el que resulto finalista y apareció publicado. Pero escribí más. Hace pocos días os compartí otro de esta serie, también os dejo el enlace por si queréis recordarlo, es este: 

http://mi-rincon-de-escribir.blogspot.com/2018/05/muchas-actividades-y-un-pequeno-relato.html

Pero como os decía, a parte de estos relatos escribí alguno más. Hoy os dejo tres más y en breve os compartiré el resto. El primero de los tres que he elegido para hoy se titula "Miedo a los Vampiros" y es este:

Dientes de ajo, sal, balas de plata, agua bendita, martillo y estaca de madera. Tengo todo mi arsenal contra los vampiros, les tengo terror. Un terror ancestral desde que uno me mordiera hace años. Lástima que yo sea uno de ellos.

El segundo, tal vez el más corto, se titula "Dicotomía" y es el que sigue:

¿Murciélago?, ¿Lobo?, ¿Niebla?, ¿Rata? ¿Con qué forma salgo hoy a la calle? ¿Cuál es la más terrorífica y peligrosa de todas ellas?
Sin lugar a dudas voy a salir con la forma humana, es la más terrorífica de todas.

El tercero y último por hoy se titula "Diez segundos tarde" y es este:

Estoy ante el espejo, pero evidentemente no me reflejo en él. Mi boca, mi cuello y mi pechera están manchados con la sangre de un bebé del que me acabo de beber su sangre. Lanzo la cabeza a mi derecha hacia atrás. El cuerpo a la izquierda. La primera va a caer a los pies de su madre, el segundo a los de su padre. Me han disparado con una ballesta y el virote de esta me ha atravesado el corazón, lástima que no la disparasen diez segundos antes. De esta forma sólo habría muerto yo y no ese inocente.

Me gustaría saber tu opinión, ¿Cuál te gusta más?. 

Por hoy es todo, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 9 de junio de 2018

2 poemas de "Poesies des del meu balcó"

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Hoy es la hora de compartir algunas imágenes del acto que tuvo lugar hace poco y que llevaba por título: "Poesies des del meu balcó", que no es ni más ni menos que "Poesías desde mi balcón". En este acto, organizado por la biblioteca de La Llagosta y el club de poesía. Tuve el honor de participar con un par de poesías de cosecha propia que os dejo a continuación. Os comparto también alguna foto del día.


Ahora os comparto los poemas. Leí dos, el primero desde el balcón de la escuela de idiomas, el que podéis en las fotos, lleva por título "A mi me hablan" y el poema es este.

Contemplo las ajadas páginas
Sin comprender lo que narran
Historias pasadas, pretéritas
Que de mí no hablan.

Viejas historias olvidadas
Versos perdidos en el tiempo
Cuentos que tienen almas
Que de mí no hablan.

Increíbles en verdad fábulas
Que de batallas tratan
Otorgando glorias futuras
Que de mí no hablan.

Narraciones de sueños alas
Sueños que de otros miento
Pues recito de memorias
Que de mí no hablan.

Todas por otros plasmadas
 Negro sobre blanco pintadas
Afiladas plumas doradas
Que de mí no hablan.

Cientos de otras vidas
Que sin ser por mi vividas
Siento como si fueran mías
Pues a mí me hablan.

El segundo lo leí en el interior de la sala de actos del ayuntamiento. llevaba por título "Un sueño en mi sueño" y es este:

Hoy he soñado contigo
Eras un sueño en mi sueño
Mi fuente de vida
Un ser etéreo.

Hoy he soñado contigo
Eras un sueño en mi sueño
Camino sin salida
Mi amor eterno.

Hoy he soñado contigo
Eras un sueño en mi sueño
Alimento del alma
Descanso del cuerpo.

Hoy he soñado contigo
Eras un sueño en mi sueño
Despierto al alba
Y no eras sueño.

Por hoy es todo, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 2 de junio de 2018

Hemos llegado a la veintena

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

La entrada de hoy va a ser corta. Seguramente una de las más cortas. Tan solo quería informar que he llegado a la veintena de certámenes literarios en los que he resultado finalista. No quiero tirar cohetes ni me creo más por ello. Tan solo hago un anuncio. Dejo la portada del último:


El relato que aparece os lo pondré en breve. Hoy solo quería anunciar que he llegado a ese número. A seguir sumando. ¡Vamos!

Por hoy es todo. Nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

Ruta Literaria y el por qué de esta ruta

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Quería aprovechar hoy mi entrada para hablar de la "Ruta Literaria Amonathep" que tuvo lugar el día 29 de Mayo de 2018. En esta ruta se visitaron algunos de los lugares por los que transcurre la acción de la novela "Amonathep: La historia del asesino de la mano derecha", y se leyeron los pasajes que allí acontecían.

Hasta aquí la historia normal. Pero antes de explicaros el por qué de esta ruta literaria quiero compartir con vosotros tres instantáneas de ese día. Son estas:

Primera lectura, cerca de la rotonda de entrada del pueblo.

Concentrado en la lectura del primer pasaje.

Foto del fin del acto en la plaza Europa.

Bien. El acto originalmente debía haber tenido lugar el día 27 de Febrero de 2018, coincidiendo con el primer aniversario de la publicación de Amonathep. Pero las inclemencias del tiempo lo impidieron. Pero no en el segundo intento. La verdad es que la experiencia me agradó, no, me encantó. No descarto repetir en el futuro. Sí es que el pueblo, la gente y el público lo desea.

Agradecer a todos los que asistieron por compartir conmigo esta experiencia. Agradecer también a las personas del club de lectura que tan maravillosamente leyeron estos pasajes y a mis compañeros de Resistencia Literaria, a los que me acompañaron con su presencia y a los que me acompañaron en espíritu. Muchas gracias a todos.

Por hoy es todo. Nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.