sábado, 29 de diciembre de 2018

Una historia de navidad

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Quería aprovechar la entrada de hoy para dejaros un relato corto con las navidades como telón de fondo, en realidad los reyes magos. El relato tiene por título "Una historia de Navidad" y lo podréis leer tras la imagen.


Alejandro dormía plácidamente en su cama. El día había sido intenso, primero había comido en casa de sus abuelos maternos, la «Yaya» Rosa y el «Avi» Lluís. Le habían preparado su plato favorito, espaguetis con tomate y carne picada. También prepararon arroz con leche de postre. Y pudo repetir de los dos, sus padres nunca le dejaban repetir. Después de echar la siesta mamá le vino a recoger. Ese día estaba especialmente guapa, para él no había mujer más bonita pero este día se había vestido con un traje de falda y chaqueta gris que le sentaba fenomenal y una blusa blanca que realzaba y estilizaba su figura y unos zapatos de tacón altísimo que solo se ponía los días de fiesta o en ocasiones especiales.

Su papá y ella llevaban juntos mucho tiempo pese a que eran jóvenes. Según le contaron una vez se conocieron cuando eran estudiantes en el instituto y se querían tanto que pronto se quedó mamá embarazada de él. La verdad es que eran felices los tres pero desde hacía un tiempo, concretamente desde el mes de agosto en el que él había cumplido seis años y ya era mayor, se había dado cuenta que los papás de sus amigos miraban a su mamá con los ojos brillantes y le dicen cosas bonitas, pero a ella no parece importarle.

Su mamá, con él en el coche, había pasado por el trabajo de papá a recogerlo pues tenían que hacer una cosa los tres juntos. Cuando papá la vio sonrió y le dio un beso, bueno, en realidad muchos, en la boca y pusieron rumbo a la casa. Tras aparcar el coche fueron paseando hasta el centro de la ciudad donde vivían. Estaba llena de gente, muchos niños como él con sus padres, pero también niños más grandes con sus amigos y gente mayor sola o en grupos. Las luces de navidad de las calles estaban encendidas y presenciaron la cabalgata de reyes más bonita que había presenciado en sus seis años de vida.
Cuando regresó a casa, con un buen puñado de caramelos en sus bolsillos, se duchó corriendo, cenó y se lavó los dientes, tenía que ser un niño bueno pues le había entregado su carta a Baltasar, su rey favorito, y quería que le trajeran todo lo que había pedido, que si bien no era mucho, era lo más importante para él en estos momentos. Quería un libro de cuentos coloreables y  unos lápices para usarlos con el cuento, un coche teledirigido y un balón de fútbol de reglamento. Mamá le había pedido que añadiera a la carta algo de ropa y él así lo hizo, no porque lo quisiera sino porque no quería disgustar a mamá por si se enteraban los Reyes.

Nada más terminar de cepillar sus dientes dejó un plato de galletas y tres vasos de leche sobre la mesa de comedor, la que estaba junta al árbol que habían decorado él y su mamá hacía casi un mes ya, para los Reyes y se fue a la cama. Estaba muy nervioso y no podía dormir, era el día más importante de su vida y si no conseguía dormirse los Reyes no le traerían nada. La verdad que el ruido que hacían sus padres en la habitación de al lado no ayudaban a que pudiera dormirse, no paraban de reírse y hablar muy bajito, pero él podía oírlos. Pero finalmente se durmió.

A la mañana siguiente tanto el plato de galletas como los vasos de leche estaban vacíos y bajo el árbol estaba todo lo que él había pedido e incluso alguna cosa más, señal de que había sido un niño bueno ese año. Tanto su mamá como su papá estaban levantados y tenían una tonta sonrisa en su cara, ves a saber por qué motivo, a él no le importaba, solo quería abrir sus regalos y jugar con ellos, pero su mamá no quería dejarlo jugar aún, le cogió de su mano, lo sentó en una silla y acuclillándose lo miró a los ojos y le preguntó:

—¿Te gustaría tener un hermanito o hermanita?

Por hoy es todo, espero os haya gustado, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Oh blanca Navidad

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Pues ya está aquí, no por que lo haya dicho "El Corte Inglés" si no porque ya han cantado los niños el premio del Gordo de la lotería o estarán a punto de hacerlo cuando lo leas. Para mucha gente ese el principio "oficioso" de la navidad y yo quería traer hoy un texto que habla de Navidad, pero de una manera un poco distinta, no es un relato alegre ni la típica historia de amor. Dicho queda. Os dejo la imagen y luego el relato titulado "Oh blanca navidad"



Nieva, hace mucho frío y la gente se mueve arriba y abajo sin detenerse acarreando infinidad de paquetes, es lógico, estamos en Navidad. En estas fechas la gente es más buena, más feliz, me nos yo. ¿Por qué?, te preguntarás, simple, ¿Cómo se puede ser feliz cuando todo lo que querías, a todos los que amabas habían dejado de existir?
Nunca he sido un hombre feliz, pero en estos momentos lo soy aún menos. Os explicaré mi historia, pero no os aconsejo que lloréis conmigo, ya lo hago yo por todos.
Me casé a los veintisiete años con una mujer tres años menor que se llamaba Paola. Dos años después tuvimos a nuestro primer retoño, un niño al que llamamos Serafín, como yo. Un año más tarde nacía Raúl, nuestro segundo hijo al que siguió Paola y Caridad. Y fue entonces cuando empezaron nuestros problemas.
Caridad enfermó misteriosamente al cumplir un año y murió seis meses después sin que los médicos le encontraran la causa de su enfermedad. Mi mujer se sumió en una profunda depresión de la que no pudo salir.
Así que me quedé sólo con tres niños pequeños y una enorme casa que no me servía de nada, ya que la compré para convivir con mi mujer, sin ella, no quería la casa. Decidí venderla.
Vendí la casa y me fui a vivir con mis hijos a Las Palmas de Gran Canaria para tratar de olvidar mi pasado, pero fue un error tratar de huir del pasado ya que en esta ocasión fue Raúl el que enfermé repentinamente. La enfermedad le consumió más rápidamente que a su hermana y tan sólo tres meses después dejaba este mundo para unirse a su hermana y su madre.
No había hecho más que perder a Raúl cuando un accidente del autobús escolar me quitó a Serafín. No cabía duda que alguna clase de maldición se cernía sobre mí. Así me quedé sólo con Paola y el sufrimiento de perder a mis seres queridos.
Cuando parecía que cambiarían las cosas, ya que me habían ascendido y me habían destinado en Italia, para seguir con el trabajo de la empresa para la que trabajaba, pero en la península itálica, algo se truncó nuevamente en mi felicidad. Un terremoto había destruido mi casa sepultando con ella a mi hija y todo lo que me quedaba.
Ahora era yo el que estaba sumido en una depresión, que fue tan fuerte que tuve que dejar mi trabajo y volver a España según me recomendó un psiquiatra amigo mío.
Volví a España sólo, sin dinero y mermado tanto física como mentalmente. No tuve más remedio que ir a una casa de acogida y es ahí donde he estado viviendo hasta esta mañana, no quiero seguir viviendo de la caridad de unas monjitas, que por otro lado han sido maravillosas conmigo todo este tiempo.
¡Queridos Reyes Magos! Si realmente existís me gustaría que me regalaseis mi muerte, ya que prefiero morir y dejar de sufrir, que continuar viviendo con sufrimiento, no puedo ni quiero seguir viviendo, no aguantaría que la gente que se relacione conmigo perezca. Por eso dejé a las monjitas.

Por hoy es todo, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Primera navidad sin ti

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Permitidme que saque mi lado más ñoño y sensiblero en unas fechas como estas en las que estamos pre-navideñas. Voy a empezar por la imagen que quiero que ilustre esta entrada:


Ya estamos metidos en la vorágine de comidas de empresa, amigos invisibles, cestas de navidad, lotes navideños, niños de San Ildefonso cantando premios con su salmodia letanía, familias reunidas en torno a una bacanal de comida, dulces y alcohol, regalos, reyes y roscones. Es algo normal y hasta bueno siempre y cuando no nos dejemos arrastrar por el consumismo.

Para mi la navidad siempre ha estado unida a la familia. Pero en mis casi cuarenta y dos años de vida esta va a ser una navidad diferente. Porque va a ser la primera sin ti. En todas mis navidades siempre ha estado tu risa, los chistes que nos contabas, los enfados que teníamos contigo por lo pronto que te ibas a dormir y lo pronto que te levantabas. La sonrisa con la que comías las viandas que preparaban para la ocasión, como disfrutabas con ellas. Disfrutabas con la presencia de tu familia entorno tuyo. Y nosotros disfrutábamos con tu compañía. Así ha sido siempre menos un año, del que aún me arrepiento no sabes cuanto. 

Pero este año ya no estás. No podre escucharte reír, ni enfadarme contigo por irte a la cama cuando la noche empezaba, ni reírme hasta no poder más cuando empezabas con tus payasadas o cuando cantabas tu escatológica canción. No estarás para bendecir la mesa, no estarás para poder desearte ¡Feliz Navidad!. No estarás para las uvas, bueno nunca has estado para eso pero ya no podré desearte ¡Feliz año nuevo! cuando te levantaras al día siguiente y yo aún no me hubiera acostado, sencillamente porque no estás. No podré llamarte para que vengas a ver la cabalgata, ¡te hacía tanta ilusión ver pasar a los reyes!, parecías un niño. Ya no te tendré más, ni en navidad ni en ningún otro momento. Ya nunca te escucharé llamarme mi niño chico, ni veré tu cara de alegría cuando te regale algún detalle por nimio que fuera. Y ya no te veré posando con la corona de rey para la foto e incándole el diente al roscón. Eras único para hacernos reír. ¿Quién nos sacará ahora las carcajadas? Ninguno podemos asumir ese rol papá.

Por eso quiero hacerte un regalo, uno más. Sé que no sabías leer pero te gustaba que yo lo hiciera, y también que escribiera. Por eso, porque lo que sé hacer es escribir, te he escrito un poema. Es solo para ti papá, permíteme que lo comparta aquí, pero es solo tuyo. Te quiero, te quise y siempre te querré. El poema se titula "Duele no tenerte" y es este:

Duele no tenerte a mi lado,
Me faltan tu risa y tus consejos.
Te fuiste muy pronto, demasiado,
Siempre lo parece a los que quedamos.

Duele no tenerte ya lo digo,
No sabes cuánto.
Te llevaste tu alegría, ¿sigo?
Tu valía y tu canto.

Duele no tenerte, es ley de vida sé,
Pero no tan pronto, no así, no tan rápido.
Me dejaste aquí plantado, lloré,
Aún lo hago.

Duele no tenerte conmigo
Te llevó consigo un cáncer malvado.
Tanto sufriste en cama postrado,
Pero ya no sufres más, respiro aliviado. 

Duele no tenerte en estos días,
Que la familia se une celebrando.
Pero quiero que sepas que me
Duele no tenerte papá amado.

Por hoy es todo, espero os haya gustado, pero la verdad, hoy al único que querría que de verdad le hubiera gustado no podrá leerlo. Nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

viernes, 7 de diciembre de 2018

Besos en la casa grande

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

He de decir que hoy he estado a punto de no hacer entrada, pues no tenía nada nuevo para compartir pero anoche mismo me visitaron las musas (no sé bien cual de las nueve o si fue más de una) y me regalaron un poema que me ha servido para la entrada de hoy. Lleva por título "Besos en al casa grande" y como siempre, tras la imagen la podréis leer.


Grande era la casa, sola se encontraba.
En el umbral bajo la bella luz de luna
Besos repartíamos, tú y yo, te daba,
La pasión a flor de piel, nuestras almas eran una.

Nuestras manos, con presteza, desnudaban
La ropa que nuestros cuerpos ceñían.
Para acto seguido con cariño acariciaban
La piel y los cuerpos, prisa no había.

Grande era la casa, muda testigo resultaba
De la lujuria allí mantenida.
Por ti, por mí, por un matrimonio vivida.
Que cual adolescentes, la pasión recordaban.

Todos los besos allí vertidos, fantaseaban.
Con una juventud ya pasada, pero vivida.
Y que ya no volverían pero siempre en la vida
La pasión repetiría. El amor no se acababa.

Grande era la casa, antigua en verdad recordaba.
Tanto como los amantes que con furor se entregaban.
Uniendo sus vidas, y sus cuerpos sudaban
Mientras su juventud pasada ya no añoraban.

Por hoy es todo, espero os haya gustado, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Cuatro Cardenales

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Últimamente y no sé muy bien el por qué, me ha dado por intentar escribir poesía. Digo intentar porque el resultado, aunque presentable, dista mucho de poder considerarme poeta. Pido perdón de ante mano a estos que con sus hermosas palabras llenan hojas que previamente estaban en blanco con bellos versos y dulces melodía. Cómo digo, disto mucho de cualquiera de ellos, pero hoy quería traeros el último poema que he escrito, ha sido para un acto noble como era una jornada de lecturas centradas en erradicar los malos tratos en  torno a la mujer. El fin es noble pero ojalá no fuera necesario pues eso querría decir que nadie agrede a otra mujer. Para ese acto participé con un relato corto, que os compartí la semana pasada, y con el poema que os traigo hoy. Tiene por título "Cuatro Cardenales" y dice así:


Cuatro cardenales
Marcados como a fuego
Sobre mi piel.
Cuatro muestras miserables
Del amor que me fingías tener.

Cuatro cardenales
Marcados como a fuego
Sobre mi piel.
Cuatro marcas indeseables
De tu malentendida masculinidad.

Cuatro cardenales
Marcados como a fuego
Sobre mi piel.
Cuatro pruebas inmutables
De lo desgraciada que fui.

Cuatro cardenales
Marcados como a fuego
Sobre mi piel.
Cuatro golpes recibidos
Que me permitieron partir.

Cuatro cardenales
Marcados como a fuego
Sobre mi piel.
Cuatro historias interminables
Que acabaron para ti.

Cuatro cardenales
Marcados como a fuego
Sobre mi piel.
Cuatro años que robaste
De mi vida, de mi ser.

Cuatro cardenales
Marcados como a fuego
Sobre mi piel.
Cuatro años hace que soy libre
Cuando me separé de ti.

Por hoy es todo, reitero que me perdonen los poetas por invadir su area de confort y espero que os guste. Espero vuestros comentarios. Nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.