sábado, 26 de mayo de 2018

¿Quién soy?

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Hoy quería compartir con vosotros la portada de la última antología en la que he participado, en esta ocasión es "Porciones del Alma IV" de Diversidad Literaria. Aquí está la portada:



El relato que aparece lleva por título ¿Quién soy? y es el siguiente:

Miraba impaciente la hora en su reloj de bolsillo, herencia de su abuelo materno. Las olas rompían con fuerza contra el muelle del Malecón. “Llega tarde, como siempre” dijo para sí entre risas. Unas manos delicadas le taparon los ojos y una dulce voz dijo a su espalda “¿Quién soy?”. La respuesta era sencilla. “La mujer de mi vida”. Los dos rieron y se fundieron en un largo beso.

Por hoy es todo, espero que os haya gustado, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

viernes, 18 de mayo de 2018

Las cenas es lo que tienen

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Hoy lo que quería compartir con vosotros es un relato inédito, en realidad una anécdota real de un tiempo pretérito. Se puede leer como relato o como monólogo para un club de la comedia privado o en petit comité pero al fin y al cabo es un relato corto. Sin más dilación espero que os guste.

¿Que levante la mano aquel de los presentes que no la ha liado parda en una cena de empresa? Así me gusta, pero aún así no todos la han levantado, por lo que parece la señora del fondo o es muy formal, o no ha entendido la pregunta o se le ha quedado sin pilas el sonotone. No, hablando en serio, quién más o quién menos todos en alguna ocasión hemos tenido la sensación de haber hecho un poco el ridículo en alguna cena con los compañeros de trabajo o incluso con los jefes presentes. Muchas veces el responsable de esa sensación acostumbra a ser el alcohol, mal compañero de viaje en estas situaciones. Ya sea por la injerencia del vino de la casa, con o sin gaseosa, por una cerveza de más, por los chupitos de después de comer, por la copa o cubata que te tomas entre risas o por una mezcla de todo bien aderezada de risas charlas. ¿A qué ahora sí que os veis todos reflejados en esta situación? Pues yo no y aún así he pensado, “Tierra, trágame”.
Permitidme que omita el año y el lugar en el que todo ocurrió, creo que aún están buscando al responsable de tremenda hazaña y como además aún no ha prescrito, en realidad dudo de que nunca lo haga, prefiero curarme en salud, por si las moscas no he vuelto al lugar de los hechos en la noche de autos. Lo que si os puedo decir es que era un viernes de diciembre, debía de ser entre la quincena y el día de la lotería pues nunca he ido a una cena de empresa antes de mediados de mes ni posterior al día de “la salud”. El lugar que mi amado jefe había escogido para la ocasión era un lujoso restaurante tipo masía de los muchos que pululan por los diferentes pueblos de la Cataluña, hoy, menos rural. Por lo que nos había dicho durante ese día el menú era sencillo, una serie de entrantes típicos de la zona (“Pa amb tomaquet”, embutidos varios, “escalivada”, “esqueixada”, butifarra con “monchetas”, tortilla de patatas y empanada gallega, estas dos últimas no son propias de la región pero las incluían entre las especialidades locales). Los segundos se podrían escoger entre los platos estrella de la casa, que en su mayoría eran carnes o pescados a la brasa.
Yo por aquellas fechas dependía exclusivamente del transporte público o de la amabilidad de los compañeros para desplazarme pues carecía de carnet de conducir y por consiguiente de vehículo propio así que para tan señalada ocasión uno de mis compañeros se ofreció para hacerme de involuntario cómplice de fechorías, quiero decir, de amable chófer. El problema era el siguiente, ni él ni yo residíamos en la misma población ni tampoco ninguno lo hacía en la que servía de sede social a la empresa a la que pertenecíamos. Así que, cual decisión salomónica, decidimos encontrarnos en mitad de camino, esto es, en el trabajo, en realidad en un bar cercano al que solíamos ir algún viernes al acabar la jornada laboral. Yo ese día había decidido ponerme “guapo”, traje tres piezas con chaleco todo en color gris, corbata negra con ribete rojo y camisa blanca, zapatos bajos (en mi vida cotidiana me ponía botas o zapatillas altas, de esas que agarran el tobillo) y melena al viento, ¡Cuánto la echo de menos! Y esta no era corta, me llegaba hasta donde la espalda pierde su digno nombre. La verdad, iba hecho un pincel, «Vas a parecer el jefe de la empresa» se burlaba mi padre mientra me veía acicalarme mientras masticaba parte del jamón de pata negra que acababa de entregarles y que previamente me lo habían dado a mi como lote navideño. Así, de esta guisa, y con un abrigo largo azul oscuro, pues hacía un frío que pelaba, salí de casa rumbo a la estación de Renfe.
Como salí con prisa olvide mis guantes en casa y también me dejé olvidado, para variar, el reloj de pulsera que me había sacado para ducharme. Por suerte pude comprobar la hora en el teléfono móvil, alias zapatófono por el tamaño, que tenía en aquel momento. El tren llegaba con demora, como siempre. No hice más que bajarme del tren en la estación de destino cuando recibí el primer mensaje de texto, en aquella época no existía aún el bendito whatsapp, “No tardes, que estamos ya con la primera estrella” rezaba aquel mensaje. He de decir que me sorprendió. ¿Estamos? ¿no se suponía que tan solo me esperaba él? Con quien más estaría. No quise preguntar pues ya llegaba tarde y era algo que detestaba. Así que aceleré el paso cuanto me permitían mis ciento cuarenta y tres quilos de por entonces, a estos no los echo de menos, con la precaución de hacerlo, además, procurando no caerme pues las calles estaban mojadas por consecuencia de la humedad reinante, ciertamente pareciera que las hubieran regado. Pero finalmente acabé el recorrido en poco más de media hora en el cual mi teléfono no dejó de vibrar y sonar indicando la llegada de mensajes que decidí no leer para no perder más tiempo.
Cuando estaba a unos diez metros de distancia del paso de cebra que debía de llevarme a la entrada del bar que ibamos a utilizar como punto de encuentro, los vi salir del mismo, era mi chófer circunstancial y otro compañero, el que por cierto, no me caía demasiado bien. Así que ni corto ni perezoso eché a correr a su encuentro con tanta fortuna que al pisar la primera banda blanca del paso para peatones resbalé por la extraña pareja que formaron la humedad del suelo y la suela dura de mi zapato acabando cuan largo soy (mido metro ochenta y cinco centímetros) en mitad de la carretera. Me apresuré a ponerme de pie, aún hoy no comprendo como pude levantarme tan rápido, con una sonrisa en los labios y disimulando el dolor de las palmas de mis manos, pues me había hecho una pequeña herida en una de ellas y la otra se había despellejado, y el de mis rodillas. Me los encontré doblados por la risa, no hay duda que sé como hacer una entrada espectacular en escena.
Después de eso subimos a los coches, pues ellos dos habían traído cada uno el suyo, y me di cuenta que los pantalones del traje se habían manchado un poco, de manera casi imperceptible, de negro en la zona de las rodillas que había impactado en el suelo. Traté de limpiarlos con la técnica heredada de nuestras abuelas, chupar la punta del dedo y extender la saliva por la mancha. Conseguí justo lo contrario a lo que deseaba, hacer que una pequeña mancha casi invisible creciera hasta hacerse visible. Yo esperaba que fuéramos los primeros en llegar al restaurante para que nadie viera mis pantalones sucios, pero al entrar al comedor ya estaban todos allí y para acabar de redondear mi mala suerte, mi caída, y no de Roma precisamente, fue el tema que sacaron para explicar nuestra tardanza por lo que todos, repito, todos, compañeros y jefes, rieron toda la noche a mi costa.
Por suerte para mí no bebo y no metí más la pata durante la noche, pero eso no evitó que me riera como el que más. Y ocurre algo muy gracioso, cuando me río mucho se me hincha una vena en la frente lo cual provoca que la gente que me ve se ría más y eso me lleva a mí a reír y por tanto a que se me hinche más la vena y ponerme rojo y los otros a reírse a consecuencia de mi vena. Así que aquel día, y por varias cenas en años sucesivos, fui motivo de risas, y eso que como habéis visto, el alcohol no fue el culpable, no en mi caso al menos, pero sí fue el que provocó las risas en los demás. Por cierto, también recuerdo que de aquella cena me puse como el quico, cosa que era bastante normal en mí por aquellas fechas, comí copiosamente de los entrantes, mi segundo fue un entrecot con salsa de queso y con guarnición de patatas fritas y una espectacular mousse de chocolate negro con virutas de chocolate blanco de postre. Y me lo pasé genial. Me reí e hice que los otros rieran, ¡qué más se puede pedir! Y es que las cenas es lo que tienen.

Por hoy es todo, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 12 de mayo de 2018

Muchas actividades y un pequeño relato "Mordiente"

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

En un día como hoy quería compartir con vosotros varios asuntos. Empezaré por el primero. Entre lo que queda mes de mayo y en el principio del mes de Junio tenemos varias actividades interesantes, tanto a nivel particular como colectivo ya sea de RESISTENCIA LITERARIA o del pueblo de La Llagosta.

El primero de todos ellos es una presentación que se realizará de manera conjunta con los autores de RESISTENCIA LITERARIA el día 26 de Mayo en el ABACUS de Mollet del Vallés. Aún no sé la hora pero ya os lo diré, pero os esperamos allí encantados.

El siguiente acto que tendrá lugar será el 29 de Mayo, en este caso en La Llagosta y empezará a las 19:00h en la plaza Antonio Baqué. Es la Ruta literaria de mi libro "Amonathep" en la que se visitarán los lugares en los que acontece la novela y además se harán lecturas de algunos fragmentos del libro con el marco del lugar en el que transcurren, una oportunidad única.

Tendremos que esperar hasta el sábado siguiente, día 2 de Junio para que volvamos a tener noticias de los amigos de RESISTENCIA LITERARIA, en esta ocasión será durante toda la tarde, pues estaremos presentes en la Avenida Once de Septiembre de La Llagosta, vamos en el paseo central del pueblo, en el que será la Feria de Entidades. Aquí podréis conversar con nosotros y con otra gente y se realizaran actividades, esperamos que os gusten.

El último acto que se realizará en estos días es "POESÍAS DESDE EL BALCÓN" que un año más se realizará por calles, y balcones de la población y en donde tengo el placer de participar un año más con un par de poesías que compartiré por aquí con vosotros una vez acabe el acto.

No quiero llenaros la cabeza con más fechas, ya hablaré de todas y cada una de ellas después de que haya acabado cada una, pero para dejaros buen sabor de boca quiero dejaros un relato corto de inspiración vampírica que lleva por título "LONDRES 1910", espero os guste y le deis un par de dentelladas, dice así:

En el callejón de detrás del teatro veo a una pareja besándose, la verdad es que debería detenerlos por escándalo público. El hombre la besa en el cuello y ella tiene sus ojos cerrados y suspira, un generoso busto asoma por el escote de la blusa a medio desabrochar. La verdad que es muy atractiva. De repente abre sus ojos y grita. El hombre se gira a mí. Para cuando me doy cuenta de sus afilados colmillos, sus ojos rojos y su boca ensangrentada ya es tarde. Se abalanza sobre mí. Trato de tocar el silbato para alertar a mis compañeros, quiero coger mi porra para defenderme y echar a correr, todo ello a la vez y no soy capaz de hacer nada, simplemente me quedo quieto mientras me muerde en el cuello, noto como la vida se me escapa mientras yo caigo la mujer se levanta pálida, con los ojos rojos y largos colmillos. 

Por hoy es todo, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 5 de mayo de 2018

Decido mi destino

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Hoy quería compartir con vosotros un pequeño relato, postapocalíptico, que transcurre en un futuro ficticio y esperemos que irreal. Es un relato inédito, de hecho, lo he creado para este blog, así que de momento este es el único lugar en el que se puede leer, así que no te lo pierdas. Lleva por título: "Decido mi destino".

El sol llevaba muchas horas reinando en el cielo y el calor era ya insoportable desde hacía horas. Exactamente igual que los últimos treinta días.  En realidad era así desde que él tenía uso de razón. No había visto llover en su vida, tampoco sus padres ni los padres de estos. Para él y el resto de contemporáneos la lluvia era poco menos que una leyenda urbana. Para ellos todo era sol y calor en la estación cálida y luna y frío en la estación fría. Días eternos y noches no menos eternas. Pocos eran los que sobrevivían en aquellas condiciones extremas y él era uno de los elegidos.

Bien era cierto que llevaba mucho tiempo sin entrar en contacto con otro humano, en realidad llevaba muchísimo tiempo sin tener compañía de ningún ser vivo, ni personas, ni animales ni plantas. Solo arena, viento y soledad. Pese a la túnica blanca que cubría su cuerpo, las lentes oscuras que le protegían los ojos y la gran visera que le protegía del sol su pies estaba quemada y agrietada como resultado de las muchas horas expuesto a los rayos ultravioletas. Su aspecto le hacía parecer mucho mayor de lo edad que en realidad tenía, pero le daba igual, era un superviviente y eso que al nacer parecía condenado a morir pronto.

En este mundo tan cruel solo los fuertes sobreviven y él al nacer no era ni grande ni fuerte, de hecho aún no lo es. Su talla, no llega al metro diez de altura, y su peso, poco más de 25 kilos, les hicieron pensar a sus padres que no viviría mucho. Pero se equivocaron. Todos se equivocaron, el sobrevivió incluso a su propia familia, a sus amigos, a su pueblo, a su tribu y a sus enemigos. Él era el único que había sobrevivido. Y ahora estaba buscando a otros como él, a otros supervivientes, porque era obvio que si él lo había conseguido habría otros que también lo habían hecho.

Y además buscaba el Nirvana. No se trataba de un estado superior del ser. Era un lugar. Dicen las leyendas, igual que esa de que antiguamente caía agua del cielo y se llamaba lluvia, que una especie extraterrestre había venido a este mundo para llevarse consigo a los verdaderos supervivientes. Según decían su aeronave estaba varada cerca del Mar del Sahara, la última gran masa de agua que aún quedaba en este caos que se había convertido la Tierra. SI esto era cierto quería llegar cuanto antes. Y estaba cerca, no podía estar seguro pues no disponía de ningún mapa, ni de ayuda telemática ni por satélite, estos, como todo lo demás, hacía siglos que habían pasado a mejor vida. Pero estaba cerca, se lo decía su instinto y aquel olor a salitre que se respiraba, exactamente igual que los más ancianos del lugar le habían dicho que olía el mar.

Pero estaba débil, demasiado. Su cuerpo hacía mucho tiempo no recibía ningún tipo de alimento, las últimas bayas secas que le quedaban hacía días que su organismo ya las había eliminado y no había vuelto a probar bocado desde entonces. Pero estaba cerca su destino. Ya no era solo que lo oliera, también lo escuchaba, era agua romperse, y lo veía, a lo lejos, pero ya podía contemplarlo, era más hermoso de lo que le habían contado. Se agarró a un saliente del suelo para tomar aire. Contempló el saliente al que se había agarrado. Parecía de piedra pero era mucho más frágil, se trataba de un hueso, uno gigantesco de un animal que hacía decenios que se había extinto. Sus padres lo hubieran llamado Leviatán, los habitantes de civilizaciones antiguas de este mundo que ahora se muere lo llamaban ballena. Para él tan solo era un pez gigante fosilizado.

Echa a correr, está cerca pero no puede llegar. El castigo al que le ha sometido el sol durante tantos días, y la escasez de alimento le pasan factura y cae al suelo. Tan cerca de su destino y su cuerpo le pasa factura. Cierra sus ojos.

Cuando los abre el mundo que le rodea ha cambiado, esta en el interior de alguna construcción, lo sabe por que el sol no le ciega, además hace fresco y no huele a polución como ocurría en el desierto que se ha convertido el planeta. Junto a él dos extrañas figuras, parecen humanos, pero no lo son, carecen de rostro, sus extremidades son extraordinariamente largos y su piel es transparente por lo que se puede ver el interior de sus órganos. Trata de moverse pues siente pavor por primera vez en su vida, pero no puede, esta atado de pies y manos. "¿Dónde estoy?" quiere gritar pero una mordaza se lo impide.

Sabe que es su fin, aquellos seres de otro mundo no buscan supervivientes para salvar el mundo como todos dicen, lo que buscan es alimento. Lo ha descubierto demasiado tarde. Pero aún no es su fin, aún no. Espera que aquel par de horrendos seres se acerquen para devorarlo y cuando lo hacen exuda una sustancia que genera su cuerpo a modo de defensa. No es más que un narcótico, normalmente lo hace como mecanismo de defensa, pero en esta ocasión lo utiliza como arma. Y surte el efecto deseado. Sus agresores son abatidos, muertos por el hedor insoportable. Su cuerpo a mutado y le ha convertido en un arma viviente. Por ahora la muerte pasa de largo, aunque sigue atado y amordazado. Ya pensará como librarse, por el momento sonríe mientras piensa: "Yo decido mi destino". 

Por hoy es todo, espero os guste, espero vuestros comentarios, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

martes, 1 de mayo de 2018

Un Sant Jordi diferente y una portada que faltaba

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Una vez ha transcurrido algo más de una semana es buen momento de hablar de un Sant Jordi algo diferente. Pero antes de que se me olvide os comparto la portada de la antología de Microterrores de la editorial Círculo Rojo que faltaba por compartir, es esta:


Ahora sí, sin más dilación hablaré del último Sant Jordi, que este año, tanto para mí como para mis compañeros de RESISTENCIA LITERARIA empezó un poco antes de lo normal ya que eramos jurado no de uno, sino de dos certámenes literarios. Uno organizado por el espacio de Radio Mollet "Todo Runners" y otro el que organizaba la biblioteca municipal de La Llagosta. Por lo que tuvimos que leernos los relatos y poesías recibidos, valorarlos y dar nuestro veredicto.

Después, oficiosamente, para la asociación, el Sant Jordi empezó el jueves 19 en vez del lunes 23, esto es así porque ese día Roser Amills nos permitió que actuáramos de maestros de ceremonia en la presentación de su libro Asja (Que por cierto se pronuncia ASIA como el continente) en el municipio. La verdad es que la presentación estuvo muy bien, Roser es un encanto y el libro tiene muy buena pinta.

Y finalmente el lunes tuvo lugar el acto central donde una vez más los autores locales, tanto los que formamos parte de RESISTENCIA LITERARIA como los que no pusimos la mesa de libros, en donde pudimos estar compartiendo con la gente no solo nuestros libros, también experiencias vitales. He de reconocer que fue un día movido, una parte de la asociación estuvo en el Palau de la Virreina en Barcelona en los desayunos literarios de Sant Jordi en representación de la Resistencia. A mí, me tocó acudir al stand que Radio Mollet tenía instalado en la Plaza Cataluña del vecino municipio, fui el encargado de anunciar el nombre del relato ganador del concurso "Todo Runners". Por cierto, mientras me encontraba en este lugar vendí un libro y la persona que lo compró esperaba que se lo firmase pero al no estar yo presente no pudo ser, si estás leyendo esto contáctame y te lo firmo.

Luego a la tarde entregamos los premios y diplomas a los finalistas y ganadores del concurso de la biblioteca de La Llagosta. Fue un día muy movido y lo pasamos muy bien. 

He de decir que el ambiente en la mesa de libros fue tremendo y es que mis compañeros resistentes no solo escriben muy bien, también son muy buena gente. No os diré aquí como fueron las ventas, eso es algo que me guardo para mí y para los que estuvimos allí, pero lo cierto es que la experiencia es increíble, estoy esperando que se haga un nuevo evento para sentirme tan bien acompañado como ese día.

Por hoy es todo, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.