sábado, 29 de septiembre de 2018

El camino

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Antes de nada quiero daros las gracias a todos por el apoyo mostrado tras mi anterior entrada y por la acogida que esta tuvo en lo que a las visitas se refiere. Como es de bien nacido ser agradecido, pues eso muchas gracias. Pero ahora pasemos a la entrada de hoy que he llamado el camino.


A lo largo de la historia tenemos muchos ejemplos de lo importantes que han sido los caminos para el hombre. Es el lugar por el que hay que pasar para ir de un lugar a otro, esto lo tenemos claro todos. Pero según la RAEE, en su cuarta acepción nos dice: "Dirección que ha de seguirse para llegar a algún lugar". Por lo tanto también es la dirección a tomar.

Eran puntos de paso, de reunión, de culto y de comercio. Los caminos eran importantes como digo: "Todos los caminos llevan a Roma" nos decían cuando yo era pequeño. Hoy día también son un reclamo turístico. "El camino de Santiago", "El nacedero del Urederra" o "El camino del Inca" son solo algunos ejemplos. También tienen su importancia en la Biblia. "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". Juan 14: 6 Según versión Reina Valera. Es un pasaje que todos nos sabemos de memoria.

Los caminos, por tanto son importantes desde el principio mismo de la humanidad, pero, todo camino necesita un faro, una iluminación para que se vea a través de ellos. La vida también es un camino por el que transitamos, ya que nos lleva del nacimiento a la muerte. Y en mi camino hacia la muerte sé que desde ahora tengo un nuevo faro que me ilumina. Sí en efecto, me refiero a mi padre. Sé que él me está guiando con su luz. Gracias Papá.

Por hoy es todo, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 22 de septiembre de 2018

A la memoria de mi padre.

¡Buenas noches desde el rincón en el que escribo!

Quería aprovechar la entrada de hoy para rendirle un merecido homenaje a la memoria de mi padre recientemente fallecido. Un cáncer de páncreas hizo que se fuera a los ochenta años. Aunque va a ser difícil superar su pérdida quiero intentar hacerlo y mientras lo hago voy a rendirle un pequeño homenaje de la forma que sé, con unas pequeñas palabras, las mismas que le dediqué en su entierro. Siempre te querré papá.


A muchos de los aquí reunidos les gusta cuando cuento historias. Permitidme que hoy os cuente dos pequeñas anécdotas, más que historias, con mi padre como protagonista que demuestra cómo era él en vida.

Una vez, en una actuación de teatro escolar de mi hermano, empezó a reírse y los niños tuvieron que parar la actuación pues su risa era tan contagiosa y escandalosa que todos, el público y los que actuaban rompieron a reír.

Otra vez, el día que presenté mi libro y que también lo hacía mi hermano, él dijo: “Es un orgullo para mí que no sé leer ni escribir tener dos hijos escritores”. Y es que él era así, se sentía orgulloso de su familia y de la educación que había podido darles a sus tres hijos. Y por educación no me refiero solo a lo que se aprende en los libros.

Su risa ya no está, pero casi todos le recordamos riendo. Pero sí que queda lo que nos enseñó. Ahora él está haciendo reír a otros, no tengo duda de ello. Ojalá también esté a su altura yo, aunque el listón está muy alto.

Por último, un humorista dijo hace muchos años que “El día que yo me muera quisiera estar vivo para saber si a mí entierro van todos mis amigos”. Mi padre no lo dijo, pero no cabe duda que todos los que están lo son.

El Señor lo bendiga y me lo guarde hasta que nos encontremos.

Por hoy es todo. Te quiero papá. Nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Un par de poemas

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Para la entrada de hoy quiero compartir con vosotros dos pequeños poemas que escribí hace algún tiempo. Espero que os gusten. El primero se titula "Cuatro escalones nada más" y es este:

Cuatro escalones nada más, eso es lo que nos separa.
Un tañido de campana, casi puedo verte.
Trato de ganar tiempo, de hacerle al destino trampas.
No quiero otra cosa que no sea tenerte.

Cuatro escalones nada más, eso es lo que nos separa.
Un latido de mi corazón, ¿no quieres verme?
Yo no ansío otra cosa que estar contigo, ¿Escapas?
No quieres otra cosa que no sea tenerme.

Cuatro escalones nada más, eso es lo que nos separa.
Un bramido de terror, no quiero perderte.
Todo parece acabar, cuando huyes como las ratas.
No quiero otra cosa que no sea tenerte.

Cuatro escalones nada más, ese es lo que nos separa.
Un segundo en el reloj, el tiempo quiere ahogarme.
Te detienes, te giras y buscas en tu pantalón. Me amas.
No quieres otra cosa que no sea tenerme.

Cuatro escalones nada más, eso es lo que nos separa.
Un diamante en un anillo, ¿Eso quieres proponerme?
Te arrodillas, me miras, ¡No te andes por las ramas!
No quiero otra cosa que no sea tenerte.

Cuatro escalones nada más, eso es lo que nos separa.
Una vida por delante, juntos en adelante.
Acepto por supuesto, no dejaré que te vayas.
No queremos otra cosa que no sea tenernos.

El segundo se titula "La parca" y dice así:

En la lejanía miro los últimos granos de arena caer.

El reloj de la vida indica que todo acabó para mí,
Pero al menos de ti me llevaré, el recuerdo de una
Sonrisa, un llanto y un adiós; el recuerdo de una amistad.

Cuando nada quede ya de mí, aun perdurará tu recuerdo,
Ya que lo que a nosotros nos unió nada lo puede romper.
Porque cuando la amistad es pura, es limpia, como la nuestra,
Ni la parca, ni la vieja de la guadaña podrán separarlo.

Por hoy es todo, espero que os guste, espero vuestros comentarios, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 8 de septiembre de 2018

ALGO NUESTRO

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Hoy quería compartir con vosotros la portada de una antología en la que he participado, se titula "Algo Nuestro" y el dinero que se recaude con su venta es para una buena causa, para la fundación "Mi princesa RETT" para tratar a las enfermas de RETT. Aquí os dejo la portada de la misma y también el enlace de compra. Y después encontraras mi relato, espero te interese el tema y te animes a colaborar.


https://tienda.leibroseditorial.es/producto/algo-nuestro-antologia-varios-autores-papel

https://tienda.leibroseditorial.es/producto/algo-nuestro-antologia-varios-autores-digital

Estos son los enlaces de compra, tanto en papel como en digital y por último, aquí el relato titulado, "Nunca digas nunca".

Estaba botando la pelota desde el fondo de la pista. Levantó la mirada al marcador una vez más para comprobar que no le engañaba su subconsciente. Y no lo hacía, tenía bola de campeonato. No pudo evitar echar la vista atrás y recordó todo lo que le había pasado en los últimos años.
Todo empezó diez años atrás. Una mañana, como tantas otras, se había levantado a las seis de la mañana para salir a correr como hacía desde que tenía catorce años, todas las mañanas sin faltar ninguna. Hizo el recorrido que tenía por costumbre y que conocía como la palma de su mano. Quería ser tenista profesional y para ello necesitaba entrenar mucho cada día.  Ese día no tenía nada de especial ni de particular. Su teléfono móvil le devolvía a través de sus auriculares inalámbricos la canción «Highway to Hell» que siempre le motivaba para correr y el pulsómetro de su muñeca le indicaba el ritmo que llevaba y sus constantes vitales y aún después de tanto tiempo todavía no sabe si fue por escuchar uno o consultar el otro pero no lo vio venir. Un conductor ebrio le atropelló y lo dejó en el suelo debatiéndose entre la vida y la muerte. Y la segunda habría ganado la partida si no hubiera sido por un buen samaritano que pasaba cerca, era en realidad un trabajador de una fábrica cercana y avisó al servicio de urgencias. Eso le salvó la vida.
Tenía múltiples fracturas en sus piernas y brazos, hematomas por todo el cuerpo y había perdido mucha sangre. Los médicos que lo atendieron, pues fueron muchos, le dijeron que su vida no corría peligro, pero que era difícil que viera cumplido su sueño, con el tipo de lesión que tenía se vería postrado todos los días del resto de su vida en una silla de ruedas. ¿Y aún le decían que su vida no corría peligro? Él vivía por y para el tenis, si no podía jugar, ¿cómo podían decirle que su vida no corría peligro?
Estuvo meses ingresado, y después empezaron con la rehabilitación. Fue lenta y tediosa, además de que su coste fue descomunal, por suerte para él y su familia no tuvo que correr con aquellos gastos. Antes de que pudiera acabar esta rehabilitación empezó el juicio pues alguien identificó el coche y con él al conductor. Le condenaron a pagar los costos de la operación y una indemnización de seis mil euros, además de a tres años y medio de prisión. Pero nunca llegó a soltar un solo céntimo pues se declaró insolvente y además murió en la cárcel en extrañas circunstancias. Fuera como fuere él se quedó en aquella silla y sin ver nada de dinero.
Su padre le convenció para que entrenara en silla de ruedas, que se preparara para participar en los juegos paralímpicos, que peleara por mi sueño igualmente, que este no había cambiado, solo la forma de llegar a él. Y eso hice, retomé mi rutina de entrenamientos y me machaqué en el gimnasio, fortaleciendo el tren superior que no estaba mermado, pero a la vez acudía a rehabilitación para sentirme bien. Luego a las pistas a pelotear. Así un día, y otro, y otro más, lloviera o hiciera sol, fuera verano o invierno, hiciera frío o calor. La gente pensaba que estaba loco y tal vez tuvieran razón pero no desistí. Y un buen día mientras peloteaba contra una máquina, me caí de la silla, traté de ponerme en pie con la ayuda de mis brazos y lo logré, pero no con estos, fueron mis piernas las que me elevaron, las que me sostenían de nuevo de pie sobre el polvo de ladrillo. La carcajada que solté se escuchó en todos los lugares del mundo creo yo.
Y volví a este lugar con una sola idea. Ganar Roland Garrós. Y el videomarcador dice que estoy a una bola de lograrlo. Lanzo la pelota al aire, me alzó e impacto con la raqueta en ella. La bola vuela por encima de la red, impacta en la esquina justo la del lado del pasillo de dobles. Mi rival no la ve. Ace. Primero del partido, justo a tiempo. Caigo de rodillas al suelo, llorando. ¡He ganado, he ganado! Todo el mundo se me echa encima, están todos tan contentos como yo o tal vez más si eso es posible. Los sueños se cumplen. Yo pensé que no podría caminar más y menos jugar al tenis y he ganado. Cuando me pregunten cuando me entreguen el trofeo de los mosqueteros eso es lo que diré. ¡Nunca digas nunca!

Por hoy es todo, espero os guste, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir", nos leemos.