viernes, 17 de agosto de 2018

Relatos para las vacaciones (IX) "VIAJA EN HARLEY-DAVIDSON"

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Continuamos con esta serie de relatos cortos para leer durante las vacaciones con un relato que originalmente escribí como una redacción para el instituto pero como me gustó la he conservado. El título, como podéis ver en la cabecera, es "Viaja en Harley-Davidson". La imagen que le acompaña es la siguiente:



Y el relato es este:

Me llamo Eduard MacShulth y en este mundo hay tres cosas que me apasionan, la cerveza, las mujeres y sobretodo las motos de estilo custom. Justamente ahora me encuentro en un antro de motoristas y estoy degustando una cerveza negra. Mi nena está jugando una partida de billar con un par de tipos regordetes. Pobrecillos, no saben que están jugando contra la campeona de billar de Detroit. Ella sabe que en cuanto me acabe la birra nos abrimos de aquí.
Antes de que acabe mi birra esa puerca se va del brazo de uno de esos tipos. No sé qué verá en él. Salgo tras ellos y antes de que pueda montar en la burra de ese cerdo le agarro fuertemente del brazo y le digo que tiene que venir conmigo ya que me pertenece. Ella me dice que no le pertenece a nadie y se va con quien le da la gana y me deja plantado no sin antes escupirme a la chupa. Habría sido peor si me hubiera escupido a mi tatuaje preferido, se trata de un busto de Winona Ryder, mi actriz favorita. Si me hubiese escupido ahí (lo llevo en el antebrazo derecho) le habría girado la cara y hubiese sido peor para ella ya que durante algún tiempo fui boxeador amateur y muy bueno por cierto. No perdí un solo combate de los veintitrés en los que participé, si no tengo en cuenta aquel en el que me descalificaron por violencia innecesaria y me barró el paso al profesionalismo.
Abandono aquel lugar montado en mi Moto Guzzi Custom, siempre soñé con una Harley pero jamás me la he podido permitir, esperando encontrar pareja para la larga noche ya que no estoy en condiciones de gastarme el poco dinero que tengo en una tía. Mi moto no tiene una gran potencia pero sí que tiene un buen conductor y por eso me puedo mover con más o menos velocidad por las atestadas calles de Los Ángeles y antes de que anochezca he podido llegar a un local llamado «Custom» y en el cual se puede encontrar (aparte de piezas para Customs) un ligue que no haga preguntas y que no te deje por un gordo jugador de billar.
Salimos del «Custom» alrededor de las ocho de la tarde con destino a cualquier parte donde halla juerga y por supuesto, cerveza. La titi con la que voy es una hawaiana de dieciocho años que todo lo que quiere hacer es tirar millas para alejarse de su isla natal. Finalmente llegamos a una fábrica abandonada en un descampado. Allí se encuentran otros motoristas y también «Güisqui», mi proveedor oficial de cerveza. La noche promete.
Nada más llegar allí me agencio una caja de cervezas y nos apalancamos en uno de los lugares más solitarios. Una vez allí y tras haber bebido dos largos tragos de mi birra empezamos a morrearnos. Mientras lo hacemos empecé a recorrer mis manos por su exótico, contorneado, hermoso y curvilíneo cuerpo. Busco un lugar por el que poder poner mis manos en contacto directo con su piel y al final encontré el final de su camiseta y empecé a levantársela. En ese momento alguien gritó que venía la bofia y todos salimos del local. El mayor número de motoristas salieron en dirección norte buscando la carretera principal. Yo en cambio decidí seguir por el descampado con la esperanza, y los deseos de encontrar otro lugar apartado para seguir dónde lo dejamos, de que la policía, que no sé a qué se debe esta redada ya que todavía no son las doce, seguirían al grupo y se olvidarían de mí y de Margarita, que así se llama mi acompañante. Me equivoqué.
Cuando vi que aquellos cabrones de polis me seguían decidí buscar el camino más corto hacia la carretera principal. Antes de llegar, Marga (que así quería que la llamara) me pidió que la dejara bajarse. Yo paré la moto y esperé a que bajara, Mientras lo hacía pude verle un brillo dorado en el interior de su chupa. Que cabrona, es una madero de mierda. Antes de que ella pueda reaccionar arranco la moto y trato de alcanzar una buena ventaja. Cuando voy todo lo deprisa que puedo y ya he sacado ventaja a la bofia la veo. Se trata de una Harley-Davidson de Luxe, mi gran sueño. Es dorada y la conduce una motorista menuda de cabellos castaños y ligeramente ondulados formando una bella media melena. Intento acercarme a ella para entablar conversación y antes de llegar puedo ver su cara por un segundo en el espejo retrovisor de su moto. No os lo vais a creer pero creo que es Winona Ryder.
Esta imagen me hace dudar un momento y no puedo darme cuenta que la bofia se me ha echado encima. Oigo un disparo y antes de poder reaccionar pierdo el control de mi moto tras el reventón de rueda. Yo que creía que los polis de la ciudad no tenían puntería. Mi moto sale volando por los aires y en uno de sus botes cae sobre mi pierna izquierda haciéndomela polvo. Yo sigo resbalando por el suelo hasta que un camión tráiler que no me había visto para uno de sus neumáticos sobre mi pierna derecha. Tras mi grito alguien desciende del camión y al ver la situación intenta sacar el camión para liberar mi pierna. No lo logra ya que mi destrozada moto le golpea y le deja sin conocimiento.
La bofia se me echa encima, oigo risas de alguien que desciende del camión y el ruido de una moto cerca de mí. Cierro los ojos por un segundo y al abrirlos me encuentro a Marga apuntándome con una pistola y aprieta el gatillo. Antes de que la bala me impacte puedo mirar a cada lado. Las risas que oía son de Tanya, la chica que me dejó en el bar. La moto que oía era la Harley que conducía Winona Ryder, aunque ahora sólo veo un esqueleto vestido con una túnica negra y montando mi moto preferida. Por eso os digo que la muerte viaja en Harley-Da…

Por hoy es todo, como siempre, espero os haya gustado, espero vuestros comentarios, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

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