Buenas noches desde el rincón en el que escribo. Sin más dilación, continuamos la historia de Black Jack.
—Vaya,
vaya, vaya, el viejo zorro de Mike me llama —le dijo este con su característica
voz desgarrada—. ¿Cómo es que te acuerdas de tu viejo amigo Louis justo en este
momento? ¿En qué andas viejo zorro?
—Estoy
investigando un caso de un asesino en serie —le dijo Mike—, digamos que los
fantasmas del pasado han vuelto a la ciudad.
—¿Qué
quieres decir?
—Nada
importante, tan solo se trata de Black Jack —se produjo un silencio incomodo a
ambos lados de la línea.
—¡Joder!
Pero, ¿no se suponía que ese tipo estaba muerto hace muchos años?
—Y así es,
pero creemos que se trata de un imitador, pero en este caso su mente es más
retorcida, nos prepara los escenarios llenos de pistas falsas e indicios sobre
futuras víctimas.
—¿Y para
qué soy bueno yo? Porque supongo que me necesitas para algo ¿no?
—Así es,
necesito que me hagas un favor.
—Yo hace
mucho que no pateo calles, me he aburguesado, me parezco más a esos chupatintas
que tanto detestas que al policía que fui. Ahora me dedico a formar a futuros
agentes, aquí en Quantico. Y me voy en unas horas hacia un pequeño pueblo de
Texas así que de poca ayuda puedo serte viejo amigo.
—No te
quiero aquí, tu culo gordo me molestaría ¿sabes? —al otro lado se escuchó la
característica e hilarante risa de su interlocutor— tan solo necesito un poco
de información sobre asuntos de tu gente.
—¿Te
refieres al FBI?
—Sí, por
supuesto, ¿a qué más me podía referir?
—Si el FBI
está metido en tu caso, pronto te tendrás que echar para un lado pues te lo
extirparan como si de una célula cancerígena se tratara. Créeme, eso hacemos y
lo hacemos bien.
—No es
eso, tranquilo. Mi ciudad es demasiado tranquila e insignificante para que
quieran meter sus sucias pezuñas en ella. Lo que necesito es información
confidencial.
—Eso que
me pides es un delito, ¿lo sabes verdad?
—¡Claro
que lo sé!, no soy estúpido, pero también es delito esnifar esa mierda que te
metes de vez en cuando por la nariz y no se lo he dicho a nadie o se habría
acabado tu prometedora carrera y lo sabes.
—En eso
tienes razón, siempre te agradecí que no me vendieras cuando estábamos en la
academia. ¿Qué tipo de información necesitas?
—Estoy
buscando a dos tipos que pudieran ser hermanos, chicanos o latinos creo. Tengo
unos nombres pero no tengo rostro y quería saber si tal vez forman parte de
algún programa de protección de testigos o algo y tengan una nueva identidad.
¿Hay alguna lista dónde pueda consultar su nueva identidad si como sospecho
estoy en lo cierto?
—Esa lista
que insinúas no existe. Claro que si existiera también negaría su existencia
pero en este caso es cierto que no existe, así que lo siento no puedo ayudarte.
—Si no me
equivoco, eras más listo. Va a resultar que si te has aburguesado, o que crees
que me chupo el dedo y soy tonto. Vamos Louis, sé que algo debes saber. Creo
que sabes más de lo que me dices. Pero si no encuentro a esos dos hermanos tal
vez sea tarde, pues creo que están en la lista de futuras víctimas de Black
Jack.
—Lo siento
Mike, de verdad, no puedo ayudarte más, lo siento.
—¿Seguro
que no sabes quién pueden ser Aldo y Nairo López?
Se produjo
un silencio incómodo donde Louis tan solo expulsaba el aire por la nariz a gran
velocidad, de repente se escuchó un golpe sobre una mesa y dijo:
—Mantén
vivos a esos dos a cualquier precio ¡me oyes! Son prioritarios en una
investigación. Ahora mismo voy para allá con un par de agentes de forma
extraoficial, pero que no maten a esos dos.
—Pero,
¿quiénes son? No puedo mantenerlos vivos si no conozco su identidad. Además,
¿No se suponía que tenías que irte a Texas?
—Sea lo
que sea que está ocurriendo en Rancho podrá esperar. En unas horas nos vemos
pero por el amor de Dios Mike, mantén vivos a ese par.
—¿Pero quiénes son? —pero su pregunta no encontró
respuesta pues al otro lado ya habían cortado la comunicación.
Por hoy es todo, Black Jack continúa en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario