Buenas noches desde el rincón en el que escribo, continuamos con la historia de Mike y Sally en "Black Jack" hoy la sexta entrega.
El
escritorio de Mike parecía ser la zona cero de un terremoto, había papeles por
todas partes y un gran plano de la ciudad estaba extendido sobre este. Estaba
bastante desgastado por el uso y había muchas marcas en él. Tenía marcado los
sentidos de tráfico de las calles, las bocas de entrada y salida del metropolitano,
las cabinas de teléfono que aún quedaban operativas, las rutas de recogida de
basuras y quién las hacía y también la división ficticia de los diferentes
barrios. Y las marcas más importantes que tenía era una cruz en los lugares
donde el Black Jack original había cometido sus crímenes.
Estos, los
cinco, estaban en el lado Sur Oeste de la ciudad, si mirabas las marcas estás
formaban un ángulo recto, como una ele mayúscula. Sobre él acababa de hacer las
nuevas marcas de los dos crímenes del nuevo Black Jack. Estaban en la otra
punta de la ciudad, en el lado Noreste de la ciudad y de momento eran una línea
recta. También había colocado sobre su escritorio todos los documentos de los
dos asesinatos nuevos y todos los antiguos. Las carpetas y las fotografías
estaban desperdigadas en un caos ordenado, tan solo el cenicero, que estaba
lleno de colillas, era accesible.
La
intendente Brown acababa de entrar echando chispas. Acaban de volver del
operativo para buscar a Miroslav Basielivic y no lo habían encontrado en su
domicilio. Habían registrado este y el arma con la que supuestamente se habían
cometido los dos asesinatos tampoco estaba en su vivienda. Por lo que parecía
no faltaba nada más, ni ropa, ni enseres personales ni joyas. La caja fuerte no
había sido forzada y todo su contenido, aparentemente, continuaba en su lugar.
Era primordial encontrarlo para poder acabar con la ola de crímenes antes de
que se les acabara el tiempo o la población podría empezar a ponerse histérica.
Mike
empezaba a desesperarse. Era un hombre de acción, pero también un policía de campo. Le gustaba detener a los malos e
investigar los crímenes, detectar los errores de los asesinos y poder ponerlos
en prisión, presumía de ser más inteligente que el más inteligente de los
delincuentes, pero Black Jack, de nuevo ese nombre, parecía más listo que él.
Pese a que todos los indicios apuntaban a Miroslav Basielivic algo le decía que
este no era el hombre al que buscaban. No podía precisar por qué pero que
tantas pistas apuntaran a él en un escenario preparado como era este le hacía
sospechar que no era el asesino, incluso la idea de que pudiera ser una futura
víctima le rondaba por la cabeza como ya había pasado con Kelly Anderson.
—Esto me
asquea —dijo Sally Brown llamando la atención de Mike.
—Sí, a mí
también.
—¿Verdad
que es exasperante que no encontremos a Miroslav Basielivic por ningún sitio? A
saber a quién más quiere matar.
—¡Ah!, ¿Te
referías a eso? —Sally asintió.
—¿Tú no?
—Claro que
no. Estoy seguro que él no es el asesino, sí ya sé que hay pruebas que apuntan
a él, pero también las había en contra de Kelly Anderson en el primer cuerpo y
ha resultado que era una víctima y creo que este puede ser el mismo caso aquí. No,
a mí lo que me asquea es que no sepamos dónde se están cometiendo los
asesinatos, si lo supiéramos tal vez tuviéramos una pista de quién es el
verdadero asesino. Y podríamos saber también sus motivaciones y porque los está
presentando en esos lugares y de esas maneras. Creo que trata de llamar nuestra
atención, pero también quiere despistarnos, hacernos dar palos de ciego.
—¿Qué
quieres decir?
—Por
ejemplo, el tiempo y esfuerzo que hemos perdido buscando a Miroslav Basielivic
no lo hemos empleado en buscar al verdadero asesino. Está haciendo que nos
desesperemos. En vez de ponerle cerco nosotros y hacerle cometer errores para
que podamos detenerlo es él el que nos lo pone a nosotros. Si seguimos dando
palos de ciego como hasta ahora estamos haciendo, no tardaremos mucho en que el
juez, nuestros superiores y, lo que aún es peor, la prensa y la población se
nos eche encima pidiendo explicaciones y exigiendo alguna cabeza. ¿Estas
preparada para entregar la tuya? Creo que no y no deberías, siempre tienes la
mía disponible para acallar bocas.
—¿Y perder
al mejor policía de la ciudad? Ni de coña. Pero no creo que sea necesario. No
van a exigir ninguna cabeza —Jack la miró con una expresión que denotaba que no
estaba de acuerdo con ella—. No sé qué piensas Mike pero siempre que aparece el
nombre de Black Jack y pierdes los nervios.
—Yo no
pierdo nada Sally, solo observo, cosa que no hacéis los demás. Estáis demasiado
influenciados por la imagen que dan las series de televisión y el cine de lo
que es un buen policía. Sally, tú antes eras una gran policía, eras la mejor y
por eso llegaste a ser la intendente más joven del país, pero ahora solo
quieres resolver los casos rápido, meter a alguien en la cárcel aunque sea
inocente. Recupera tu yo anterior, abre tus ojos y no te dejes llevar.
—¿Y qué
ves tú Mike?
—Aún nada
Sally, pero necesito tiempo, nuestro trabajo es así. Observar, buscar,
contrastar y detener, ¿no recuerdas que ese ere tu mantra cuando éramos
compañeros?
Sally
estuvo a punto de ponerse a llorar. Mike tenía razón en todo lo que le había
dicho, ya ni recordaba a aquella joven que abandonó la academia y empezó a
recorrer las calles en compañía de un Mike que era el mejor maestro posible y a
la vez un cascarrabias incorregible. No tardó en enseñarle todo cuanto sabía y
ella aprendió cuanto pudo, como una esponja, pero ahora todo era diferente. No
sabía decir si es que se había acomodado en su cargo o se había dejado
arrastrar por la vorágine que envolvía al resto de la comisaría pero ya no era
ni tan perspicaz, ni sagaz ni se hacía preguntas constantemente.
—¿Y qué propones
que hagamos Mike?
—El
asesino, sea quien sea nos está dejando pistas en cada cadáver sobre quien va a
ser la próxima víctima o próximas. Sabemos que uno puede ser Miroslav, pero,
hay más pistas —Sally la miró entre extrañada y sorprendida por lo que Mike le
mostró los dos gemelos que se encontraron en la escena del crimen junto al
cuerpo—. Si averiguamos quien son A.L. y N.L. podremos adelantarnos a él.
—Puede
haber cientos de personas con esas iniciales en la ciudad, tardaríamos días en
sondearlos a todos, puede que meses.
—Los dos
gemelos son idénticos salvo por las iniciales, ¿no?
—Sí, ¿qué
quieres decir con eso?
—Pues que
seguramente pertenezca a dos miembros de una misma familia, dos hermanos, un
matrimonio, algo por el estilo Sally. Probablemente estén hechos por encargo.
Si descubrimos quien es el fabricante, tal vez nos lleve a sus legítimos dueños
y estos tal vez nos lleven a Black Jack.
—No suena
mal tu idea. Pero, ¿qué quieres que hagamos?
—Pon a
todos los chupatintas de esta comisaría a buscar a alguien que pueda coincidir
con esas iniciales y tú ven conmigo, si quieres, recorramos las calles de la
ciudad, pateémosla como siempre hemos hecho, busquemos quien hizo este encargo
y encontremos a Black Jack y enchironémoslo de una puta vez.
Por hoy es todo, "Black Jack" continúa en "Mi Rincón de Esscribir". Nos leemos.
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