viernes, 13 de julio de 2018

Relatos para las vacaciones (IV) "Arroz"

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Aunque algunos ya estén de vacaciones, o precisamente por ello, voy a continuar con esta serie de relatos cortos para que se puedan leer desde cualquier lugar. El de hoy lleva por título "Arroz", y el relato aparece tras la imagen.



China, 1900.
Yung Lee Soon era un joven de veinte  años propietario de una de las plantaciones más importantes de arroz de toda China. Era un hombre temido para algunos y admirado para otros, lo que estaba claro es que nadie era indiferente para con él. Nadie no, hay una jovencita de diecisiete años que no sentía nada por él, su nombre era Li Boon Yan y era la hija del segundo productor de arroz de China. Esto no sería importante si no fuera porque Yung estaba enamorado locamente de la jovencita, y aún más de la fortuna de esta.
Un buen día de primavera Yung decidió visitar a su rival y amigo y pedirle la mano de su hija, pero el padre de esta se negó alegando que su hija estaba comprometida desde el día de su nacimiento con su primo Wrang  Fo Yan. Esto sentó tan mal al joven y pretencioso Yung que juró vengarse y aseguró que le traería la deshonra y la ruina y se marchó de casa del que hasta ese momento había sido su mejor amigo.
Un par de meses después, el día del decimoctavo aniversario de Li y el día de antes de unirse legalmente en matrimonio con su primo, el vengativo Yung hizo una visita nocturna a la alcoba de ella. Cuando hace acto de presencia montando su hermoso corcel negro el ama de llaves de Li intenta alejarlo de la habitación de su señora. Yung ciego de venganza sacó su espada katana y le cortó la cabeza a la pobre mujer. Luego descendió bruscamente de su rocín se acercó a la cama de Li y la poseyó por la fuerza. A pesar de los gritos de Li nadie acudió a socorrerla ya que los soldados del joven terrateniente habían exterminado uno a uno a los habitantes de la casa.
Yung montó nuevamente a su caballo y mientras Li observaba como este se alejaba y veía el humo negro que levantaba la ahora ardiente, y previamente arrancada,  plantación de arroz de su padre juró a gritos que su simiente, la que ahora se gestaba en su vientre, algún día acabaría con su descendencia. Varios días después se casó con su primo Wrang y nueve meses después tuvieron su primera hija. Pero la hija no era de Wrang, sino de Yung. La niña se llamó Li en honor a su madre.

Moscú, 4 de marzo de 1940
Una mujer asiática de cuarenta años recorre las calles de la ciudad con una pequeña niña de dos años en sus brazos. La mujer quiere llegar al enorme barco para llegar a Estados Unidos y pedir allí asilo político y la nacionalidad americana. Hace tan solo dos horas un soldado del ejército rojo que se había pasado con el vodka había acabado con su marido confundiéndolo con un espía japonés. Habría acabado también con su vida y con la de su hija de no haberlo matado ella con el cuchillo que lleva oculto en el moño. Cuando acabó con la vida del soldado esparció un puñado de arroz por su cuerpo tal y como le indicó su madre que hiciera cuando matase a alguien, aunque al alguien que debe de matar no es a un ruso sino a los descendientes de Yung, porque esa aparentemente frágil mujer no es más que la hija de Li Boon Yan.

Madrid, aeropuerto de Barajas 00:01 de la madrugada, 30 de agosto de 1997.
En la sala de espera sentada en el incómodo banco metálico se encuentra Sarah Chang esperando al enviado del embajador chino. El embajador tiene previsto hacer un viaje oficial y dentro de su viaje incluye una visita al Monarca español, pero a la jovencita de veinte años que espera en el aeropuerto no tiene en mente el viaje oficial, sino la venganza, la venganza casi centenaria que su bisabuela juró cumplir y que ella ejecutará. Puesto que la joven que está sentada en la sala de espera del aeropuerto no es más que la nieta de la mujer que atravesaba a toda velocidad las calles de Moscú ahora hace 57 años y la bisnieta de la joven Li Boon Yan. Esta joven ha sacado la belleza de su bisabuela y la sed de venganza de su bisabuelo carnal. Lo que ocurre es que cuando su abuela se nacionalizó americana se cambió el nombre, pero ha guardado intacta la tradición de la venganza.
Cuando el enorme reloj digital de la sala indica en unos dígitos rojos las doce y cinco de la madrugada la jovencita se levanta y se dirige a la zona de desembarque de pasajeros y cuando localiza con la vista a su víctima se apoya en la pared y se enciende un cigarrillo Fortuna y le da una larga calada. Va vestida con unas mayas grises, una camiseta negra con la portada de un disco heavy dibujada y unas bambas altas negras. Lleva una riñonera verde militar y unos largos calcetines blancos que lleva un poco plegados sobre sus mayas. Recoge su larga melena negra azabache con una trenza africana decorada con una cinta negra de raso.
Cuando el enviado del embajador abandona el aeropuerto Sarah lo hace tras él y cuando él entra en un pequeño callejón buscando el camino hacia su vehículo ella lo coge por debajo de los hombros con su brazo izquierdo y con el derecho saca un cuchillo que llevaba oculto en su calcetín y se lo pone en el cuello y le dice: «¿En qué hotel se hospedará el embajador?» El ayudante del embajador pronuncia el nombre del hotel completamente atemorizado. En el momento en el que Sarah oye el nombre del hotel le corta la yugular al hombre que tenía en sus manos y después saca un puñado de arroz de su riñonera y lo esparce por el cuerpo inerte que yace en el callejón. Luego se marcha y tras mostrar su documentación a un tipo de un Toledo blanco se monta en el coche y sale a toda prisa. Ella trabaja para la C.I.A. como espía y asesina, aunque este trabajo es personal.

Hotel Aramo, Paseo Santa María de la cabeza 73, un par de días más tarde a las 23:50 h.
En la habitación 101 se hospeda Xi Shang Lee, primo del embajador de China y el mejor amigo del tipo que había aparecido muerto dos días antes en el callejón cercano al aeropuerto. Teme por su vida y por la de su primo, por eso se ha encargado de que dos de los mejores guardaespaldas del mundo le protejan en su estancia en Madrid, ya que solo él tiene la llave de acceso a la habitación de su primo, el embajador. Entra en su habitación y les pide a sus gorilas que salgan y se aseguren de que no entre nadie en la habitación bajo ningún pretexto. Luego coge el teléfono y llama a una agencia de señoritas de compañía y pide que manden a una de rasgos orientales a la habitación 314 y una botella de cava a la habitación 101.
El servicio de habitaciones sube una botella de cava a la habitación 101, pero el camarero encargado de llevarlo no llegara a su destino, ya que cuando está a punto de salir de la cocina un filo brillante la atraviesa y cae al suelo con una espada ninja clavada en su cabeza. Sarah, la asesina del camarero, le quita el uniforme y le echa un puñado de arroz encima. Luego se viste con la ropa del camarero escondiendo una pistola automática en un bolsillo del pantalón y sube la botella de cava a la habitación 101.
Cuando llega a la puerta de la habitación 101 dice que lleva lo que han pedido en esa habitación y los gorilas la paran y le dice que lo deje en la puerta que ellos la meterán dentro. Cuando uno de ellos se gira para recoger la botella y el otro para abrir la puerta Sarah les golpea con una patada doble de kárate dejándoles K.O. Luego Sarah pica a la puerta y dice que es del servicio de habitaciones. Xi abre la puerta con cuidado y en el momento que la puerta se abre un poco Sarah empuja el carrito en el que llevaba el cava abriendo de golpe la puerta. Seguidamente saca la pistola de su bolsillo y apunta con ella al oriental. Este retrocede hasta encontrarse con la pared. Sarah se le acerca hasta una distancia de un metro y sin dejar de apuntarle dice:
—¿En qué habitación está tu primo y cómo puedo entrar allí?
—No te lo diré nunca—le dice él aterrado
—Si no lo haces te mataré—le replica ella con una sonrisa un tanto macabra.
—Está bien, está en la habitación 314 y espera a una guapa oriental para pasar la noche con ella. Yo tengo la única llave de su habitación—responde él prefiriendo salvar su vida a la de su primo.
Cuando este acaba de hablar ella aprieta el gatillo repetidas veces hasta que descarga el cargador en el cuerpo del chino, tras sacarle la llave del bolsillo interno de su americana esparce un puñado de arroz sobre el cuerpo agujereado y sin vida del primo del embajador. Luego abandona a toda prisa la habitación buscando el ascensor. Por suerte para ella había instalado un silenciador en el cañón de su arma y casi no ha hecho ruido. Cuando llega delante del ascensor pulsa el botón de llamada de uno que acababa de empezar a subir. Cuando se abren las puertas ve a una japonesa en su interior, esta le pregunta al piso al que va y tras pulsar el botón del tercero comenta que es una casualidad que las dos vayan al mismo piso. Sarah deduce enseguida que esa mujer es la que va a pasar la noche con el embajador y decide  parar el ascensor.
El ascensor se detiene entre el segundo y el tercer piso, cuando la desconocida se gira hacia Sarah para preguntarle que por qué ha detenido el ascensor esta le clava un cuchillo que saca de su calcetín y asesina a la mujer. Luego le coge la bolsa y la ropa y esconde el cuerpo un poco tras el enorme macetero que allí había y le echa un puñado de arroz. Se viste con la ropa de la chica, se cuelga la bolsa de deporte que esta llevaba al hombro y vuelve a poner en marcha el ascensor. Se dirige a la habitación 314 y cuando llega delante de ella se detiene un instante, y tras deshacerse la trenza y atusarse un poco el pelo pica a la puerta diciendo ser de la agencia.
Abre la puerta un chino de treinta y pocos años, fuerte y guapo. No cabe duda que conserva la vitalidad de los hijos varones de la dinastía Lee Soon. El tipo la invita a pasar y una vez dentro la besa mientras cierra la puerta. El pregunta los honorarios y ella responde que los de siempre, al ser un cliente habitual no le aumentan la tarifa. Él sonríe y dice que se prepare en el cuarto de baño mientras él descorcha una botella de Champagne y pone música. Sarah se introduce en el lavabo y puede oír de fondo como de la radio se escucha la canción «No Soporto el Rap» de Joaquín Sabina. Sarah se ha marcado un farol y le ha salido bien. Sarah se desnuda y saca de la bolsa de deporte un picardías negro transparente y unas braguitas rojas de encaje. Saca también un ligero negro, unas medias negras y unos zapatos con un tacón altísimo y acabado en punta. Cuando Sarah está a punto de salir oye el ruido del descorche de la botella y al asegurarse de que todo va según lo planteado mete un montón de arroz en uno de los zapatos y se viste con la ropa que ha sacado.
Sarah sale del lavabo luciendo en su estupendo cuerpo aquella ropa tan sexy. Cuando llega a la cama se sienta y le pide al apuesto chino un cigarrillo. Cuando este abandona un momento la sala para buscar su paquete de tabaco Sarah saca de la bolsa su katana y la esconde bajo la cama, luego se tumba sobre la cama con las piernas cruzadas. Cuando el embajador vuelve con un cigarro rubio en la comisura de los labios Sarah se levanta y se le acerca. Él se saca el cigarro de la boca y se lo ofrece a Sarah. Esta lo coge y tras inhalar una larga calada expulsa el aire por la nariz dejando la boquilla manchada de su carmín rojo pasión.
—¿Cómo te llamas?, yo soy Pong—pregunta el embajador mientras contempla anonadado el cuerpo de Sarah.
—Me llamo Sarah Chang, aunque puedes llamarme arroz—le responde ella acabándose el cigarrillo y empezando a bajar el pantalón del pijama a Pong.
Cuando el embajador está con el pantalón en los tobillos dice: «Siempre he tenido una fantasía, poseer a mi hermana o mi prima, pero nunca lo he hecho». Tras concluir su frase le quita el picardías a Sarah y tras besarse  se dejan caer sobre la cama. Pong empieza a besar los senos de Sarah, continua besando su abdomen y chupándole el ombligo. Luego encuentra la barrera de las braguitas y decide sacarlas con la lengua lamiendo todo lo que encuentre por su camino. Cuando Sarah pierde sus braguitas completamente decide sacarle los calzoncillos a él. Luego empiezan a hacer el amor.
Unas horas después, Sarah le pide un pitillo a Pong. Él, tras encender uno y entregárselo se gira para llenar dos copas con el champagne. Ese momento lo aprovecha Sarah para coger su katana. Luego dice en tono irónico: «¿Sabes una cosa?, yo soy casi una prima tuya. Estarás contento, vas a morir habiendo realizado una de tus fantasías» y antes de que Pong pueda reaccionar Sarah le arranca la cabeza de un solo corte. Luego deja caer el arroz que contenía su zapato y exclama: «Mi vendetta se ha cumplido, ya puedes descansar bisabuela Li». Luego se introduce en el baño y se viste con sus mayas grises, su camiseta heavy, sus bambas negras y su riñonera verde militar. Guarda su espada en la bolsa de deporte y abandona el hotel a toda velocidad con rumbo a Los Ángeles.

Un lugar cualquiera de la antigua California, 2040.
Un hombre de raza asiática y de cuarenta y dos años de edad recorre las calles con el único equipaje de una espada japonesa. Una cicatriz le baja desde su ceja izquierda hasta la mitad de la mandíbula inferior. Entra en un bar a tomar una cerveza y el dependiente le pregunta:
—¿Qué le trae por aquí, negocios o placer?
—Estoy aquí buscando a la asesina del arroz que aterrorizó España hace más de cuarenta años.
—¿Para qué la buscas?
—Para cumplir la venganza de la muerte de mi padre y de mi tío, un embajador.

Por hoy es todo, espero os haya gustado, como siempre, espero vuestros comentarios, os espero en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

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