sábado, 19 de octubre de 2019

Black Jack (X)

Buenas noches desde el rincón en el que escribo. Continuamos con la historia del asesino en serie conocido como Black Jack, ¿Encontrará Mike a su antagonista?


—El FBI está en camino chicos —Dijo Mike entrando la noche siguiente en la comisaría y mirando a Sally aunque diciéndolo en voz alta para que todos lo oyeran.
Dejó sus cosas sobre el escritorio y se sentó llevando sus manos a su cabeza mesándose el cabello como ausente. Sally dio algunas órdenes y los agentes que se encontraban allí salieron a cumplir con estas. Cuando se quedó a solas con su compañero, se acercó a él y tras acariciarle cariñosamente en el hombro se sentó junto a él y le preguntó:
—¿Qué te pasa Mike? No es la primera vez que te cruzas con los federales y en cambio es la primera vez que te veo así.
—No es por ellos Sally, es por este jodido caso. Parece que el puto Black Jack del pasado y el del presente han encontrado la forma de sacarme de quicio y perder los papeles. No sé por dónde seguir investigando. Todas las pistas que tengo me han llevado a un callejón sin salida.
—No estarás en ese callejón sin salida como tú dices si el FBI se va a hacer cargo de la investigación.
—No, esos capullos no se van a hacer cargo de nada Sally, tan solo vienen a proteger a un par de testigos protegidos.
Sally lo miraba con sus bellos ojos marrones abiertos como platos sin entender que quería decir. Pero como Mike no la miraba tuvo que preguntar:
—¿A qué te refieres?
—¿Recuerdas las iniciales de los gemelos? —le preguntó mirándola a los ojos por primera vez, cuando ella asintió él prosiguió—. Pues gracias a Tara, la del archivo, he descubierto que se trata de dos hermanos, Aldo y Nairo López. Pero no había más información sobre ellos y supuestamente continuaban en México, pero había algo que no me cuadraba en todo esto y llamé a un viejo amigo del FBI y al soltarle los nombres, no me dijo a quién pertenecían, tan solo que los mantuviera vivos a toda costa. Pero no me dijo quiénes eran.
—¡¿Ves como no estás en ningún callejón sin salida?! Has descubierto quién son.
—Sí, pero por lo visto son testigos protegidos, tienen una doble identidad que es la que desconozco, y no puedo protegerlos si no sé qué cara tienen —y empezó a llorar desconsoladamente.
Sally se quedó mirando a Mike, se conocían hacía muchos años, pero jamás lo había visto como hoy. Era un buen hombre y un mejor policía. Además le atraía muchísimo como hombre, pero esta nueva faceta que acababa de descubrir de él le hizo que se enamorara de él. Podía ser la persona con la que vivir el resto de su vida. Se acercó a él, le cogió una mano y pegó sus labios a los de Mike y los dos se fundieron en un largo beso. Cuando Sally se apartó por fin de él fue este el que habló.
—¿Y este beso?
—¿No te ha gustado?
—Me ha encantado pero, creo que habías dicho nada de compromisos y menos de mezclar el trabajo con nuestra relación…
Sally no le dejó acabar la frase pues le plantó un nuevo beso en los labios antes de añadir:
—¡Oh cállate Mike! Y hazme el amor.
—¿Aquí? —Preguntó él y ella asintió con la cabeza mientras se sentaba a horcajadas sobre él y le besaba.
Sally se movía adelante y atrás mientras acariciaba la espalda de Mike y le mesaba los cabellos y él le besaba muy sensualmente en el cuello mientras le desabrochaba uno a uno los botones de la blusa dejando a la vista un precioso sujetador de encaje blanco que casi no podía contener los enormes senos de ella. Besó unos de los pezones de ella pues se le marcaban bajo en encaje mientras ella bajaba la bragueta de él sacando su sexo y masajeándolo con su mano derecha masturbándolo levemente. Con su otra mano apartó un poco la braguita para dejarse penetrar cuando sonó su teléfono móvil lo que les hizo devolverles a la realidad de dónde estaban.
—Brown —respondió mientras se ponía en pie y se arreglaba la ropa. Al otro lado una voz de hombre trataba de hacerse oír por encima de una estridente sirena que no dejaba de sonar.
—¡Intendente, no sé cómo lo ha hecho Mike pero ha vuelto a acertar! ¡Han lanzado un cuerpo sobre el coche patrulla que lo ha destrozado, ha sido desde el noveno piso en el lugar exacto en el que él dijo que pasaría! ¡Mi compañero está subiendo al piso en el que ha ocurrido por si puede atrapar al responsable! ¡Vengan lo antes posible por favor!
—Vamos Mike, Black Jack ha vuelto a matar ¡y esta vez puede que lo atrapemos!

Por hoy es todo, Black Jack continúa en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 12 de octubre de 2019

Black Jack (IX)

Buenas noches desde el rincón en el que escribo. Sin más dilación, continuamos la historia de Black Jack.


—Vaya, vaya, vaya, el viejo zorro de Mike me llama —le dijo este con su característica voz desgarrada—. ¿Cómo es que te acuerdas de tu viejo amigo Louis justo en este momento? ¿En qué andas viejo zorro?
—Estoy investigando un caso de un asesino en serie —le dijo Mike—, digamos que los fantasmas del pasado han vuelto a la ciudad.
—¿Qué quieres decir?
—Nada importante, tan solo se trata de Black Jack —se produjo un silencio incomodo a ambos lados de la línea.
—¡Joder! Pero, ¿no se suponía que ese tipo estaba muerto hace muchos años?
—Y así es, pero creemos que se trata de un imitador, pero en este caso su mente es más retorcida, nos prepara los escenarios llenos de pistas falsas e indicios sobre futuras víctimas.
—¿Y para qué soy bueno yo? Porque supongo que me necesitas para algo ¿no?
—Así es, necesito que me hagas un favor.
—Yo hace mucho que no pateo calles, me he aburguesado, me parezco más a esos chupatintas que tanto detestas que al policía que fui. Ahora me dedico a formar a futuros agentes, aquí en Quantico. Y me voy en unas horas hacia un pequeño pueblo de Texas así que de poca ayuda puedo serte viejo amigo.
—No te quiero aquí, tu culo gordo me molestaría ¿sabes? —al otro lado se escuchó la característica e hilarante risa de su interlocutor— tan solo necesito un poco de información sobre asuntos de tu gente.
—¿Te refieres al FBI?
—Sí, por supuesto, ¿a qué más me podía referir?
—Si el FBI está metido en tu caso, pronto te tendrás que echar para un lado pues te lo extirparan como si de una célula cancerígena se tratara. Créeme, eso hacemos y lo hacemos bien.
—No es eso, tranquilo. Mi ciudad es demasiado tranquila e insignificante para que quieran meter sus sucias pezuñas en ella. Lo que necesito es información confidencial.
—Eso que me pides es un delito, ¿lo sabes verdad?
—¡Claro que lo sé!, no soy estúpido, pero también es delito esnifar esa mierda que te metes de vez en cuando por la nariz y no se lo he dicho a nadie o se habría acabado tu prometedora carrera y lo sabes.
—En eso tienes razón, siempre te agradecí que no me vendieras cuando estábamos en la academia. ¿Qué tipo de información necesitas?
—Estoy buscando a dos tipos que pudieran ser hermanos, chicanos o latinos creo. Tengo unos nombres pero no tengo rostro y quería saber si tal vez forman parte de algún programa de protección de testigos o algo y tengan una nueva identidad. ¿Hay alguna lista dónde pueda consultar su nueva identidad si como sospecho estoy en lo cierto?
—Esa lista que insinúas no existe. Claro que si existiera también negaría su existencia pero en este caso es cierto que no existe, así que lo siento no puedo ayudarte.
—Si no me equivoco, eras más listo. Va a resultar que si te has aburguesado, o que crees que me chupo el dedo y soy tonto. Vamos Louis, sé que algo debes saber. Creo que sabes más de lo que me dices. Pero si no encuentro a esos dos hermanos tal vez sea tarde, pues creo que están en la lista de futuras víctimas de Black Jack.
—Lo siento Mike, de verdad, no puedo ayudarte más, lo siento.
—¿Seguro que no sabes quién pueden ser Aldo y Nairo López?
Se produjo un silencio incómodo donde Louis tan solo expulsaba el aire por la nariz a gran velocidad, de repente se escuchó un golpe sobre una mesa y dijo:
—Mantén vivos a esos dos a cualquier precio ¡me oyes! Son prioritarios en una investigación. Ahora mismo voy para allá con un par de agentes de forma extraoficial, pero que no maten a esos dos.
—Pero, ¿quiénes son? No puedo mantenerlos vivos si no conozco su identidad. Además, ¿No se suponía que tenías que irte a Texas?
—Sea lo que sea que está ocurriendo en Rancho podrá esperar. En unas horas nos vemos pero por el amor de Dios Mike, mantén vivos a ese par.
—¿Pero quiénes son? —pero su pregunta no encontró respuesta pues al otro lado ya habían cortado la comunicación.

Por hoy es todo, Black Jack continúa en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

domingo, 6 de octubre de 2019

Black Jack (VIII)

Buenas noches desde el rincón en el que escribo. Tras un par de semanas de ausencia por motivos de fuerza mayor, continuamos con la historia de Mike, Sally y del asesino en serie conocido como Black Jack.


—¿Qué trae al mejor policía de la ciudad otra vez por aquí? —preguntó Tara en cuanto vio acceder a Mike a la zona de archivos por segundo día consecutivo.
—Hola preciosa, yo también me alegro verte —le dijo él obsequiándole con su mejor sonrisa—. Pero lo que me trae hoy aquí es trabajo y no solo el placer de verte.
—¡Oh!, en ese caso, ¿para que soy buena inspector Lamghinni? —y le guiñó un ojo al acabar la frase.
—Tenemos un listado de todas aquellas personas que residen o visitan la ciudad con antecedentes penales, que han estado en la cárcel o que sin tener ni lo uno ni lo otro son sospechosos de ser delincuentes —hizo una pausa para mirar a Tara que asentía con la cabeza, por lo que prosiguió— estamos buscando a una pareja, o unos hermanos, probablemente mexicanos o al menos latinos, cuyas iniciales son A.L. y N.L., ya lo hemos comprobado varias veces pero no ninguno coincide con esos datos.
—¿Y qué puedo hacer yo? —le preguntó Tara encogiéndose de hombros que no entendía a que venía aquello.
—Hay algo que se nos escapa…
—¿Y quieres que yo lo vuelva a mirar a ver si encuentro algo? —La interrumpió Tara.
—Nah, no creo que sea necesario, los de arriba son unos incompetentes acabados, pero al menos para eso sirven. Pero me gustaría saber si hay algún listado oculto al que nosotros no hayamos podido acceder. No sé, como si se trataran de documentación falsa o que tengan doble nacionalidad y se hayan transcrito mal los nombres o testigos protegidos o algo por el estilo.
—La documentación falsa no la podemos seguir, quiero decir que si han entrado con unos papeles que no son los suyos, no podemos saber su verdadera identidad pues a ojos de aduanas su nombre es el que aparezca en el documento que enseñaron al entrar. Lo del error de transcripción no me parece creíble, si la grafía fuera distinta, como árabe, oriental o incluso alfabeto cirílico podría ser, pero dices que se trata de hispanos, por lo que en este caso no suelen cometerse ese tipo de errores. Y en cuanto a lo de testigos protegidos… —hizo una pequeña pausa mientras se rascaba la barbilla con un par de dedos, luego miró unos papeles que tenía sobre su escritorio antes de añadir— …no creo que haya un listado de ese tipo, y si lo hubiera, sería el FBI quien dispondría de él. Lamento no haber sido de ayuda.
—Me has ayudado más de lo que piensas. De todas formas, ¿qué te parece si introduces esas iniciales en ese buscador que tienes y si obtienes algo interesante me lo dices?
Ella asintió y abrió el programa de búsqueda que tenía y mientras este trabajaba resolviendo infinidad de algoritmos en pocos segundos Tara preguntó:
—¿En serio te he ayudado?
—Sí —le contestó él mientras cogía su teléfono móvil y buscaba un número en este, ella le interrogaba con la mirada por lo que prosiguió—, tengo un amigo, en realidad tengo muchos, pero uno de ellos es agente especial del FBI y digamos que me debe algunos favores. Tal vez pueda ayudarme si existe ese listado.
—Tenemos algo Mike —le dijo Tara señalando con su dedo en la pantalla, allí aparecían dos nombres Aldo López y Nairo López —son hermanos y mexicanos, de Toluca. Pero no están en la ciudad, nunca han salido de su país aunque por lo visto han colaborado con la Policía Federal Mexicana en algún caso de narcotráfico.
—Gracias cielo —le dijo Mike dándole un fraternal beso en la frente— eres un sol, muchas gracias, te debo una —y abandonó los archivos subiendo por las escaleras mientras Tara lo miraba alejarse con una sonrisa bobalicona en los labios.
Mike subió las escaleras de dos en dos y se sentó en la mesa que había tras su escritorio. Había marcado varias veces el número de su amigo pero no lo consiguió, todas las veces que le marcó aparecía como ocupado, apagado o fuera de cobertura, por lo que al décimo intento dejó de llamarle y arrojó el teléfono sobre el escritorio. Y optó por tirar del segundo hilo que tenía delante. Sacó el listado que habían encontrado en el coche del primer Black Jack. En ella aparecían varios nombres, algunos tachados, que correspondían curiosamente con las víctimas, y había otros sin tachar que suponen que se trataban de las personas que tenía pensado matar en el futuro.
Comprobó cada uno de aquellos nombres uno a uno y todos le devolvieron el mismo resultado, fallecido. Tampoco coincidían con los dos cadáveres que habían encontrado hasta ahora del nuevo Black Jack. Era un nuevo callejón sin salida. Golpeó con el puño sobre la mesa y algunas colillas del cenicero cayeron sobre el plano que tenía extendido en la mesa, Mike lo recogió y lo sacudió para limpiarlo y lo dobló por la mitad y al hacerlo se dio cuenta de una cosa, las marcas del lugar de los asesinatos del primer asesino y del segundo coincidían al doblar el mapa. Por lo que Mike señaló en con su dedo el lugar en el que se podían encontrar los cadáveres. Todos ellos eran de la misma zona de recogidas de basuras. La zona de Drew.
—Otra vez Drew, voy a tener que ir a hablar con esa chica, son demasiadas coincidencias y no creo en coincidencias —dijo para sí pero en un tono más elevado del que le hubiera gustado.
—¿Con quién quieres hablar? —Le preguntó Sally al escucharle hablar solo y en voz alta— si quieres puedo acompañarte.
—Claro que quiero, ¡vamos! —le contestó él poniéndose en pie y recogiendo el mapa que guardó en el bolsillo trasero de su pantalón y recuperando también su teléfono que guardó en el de su americana.
—Yo también os acompaño —dijo el inspector Smith—, esto de estar aquí sin hacer nada me va a matar.
Los tres salieron por la puerta y bajaron por el ascensor en silencio hasta el parking en donde se subieron en el viejo Mustang de Mike. El trayecto desde comisaría hasta el lugar en el que se encontraban las oficinas de la empresa de recogida de basura fue de apenas unos diez minutos y la conversación que mantuvieron fue sobre temas triviales. Cuando llegaron a su destino Mike estacionó dentro del aparcamiento reservado a los trabajadores, tenía tantos contactos y amigos en aquel lugar que sabía que nadie pondría ningún reparo.
Los tres bajaron del coche y entraron a las oficinas y el viejo Barry acudió a darle un abrazo a Mike, después de eso, y una vez hechas las pertinentes presentaciones, le estrechó la mano al inspector Smith y le dio dos besos a Sally.
—Vaya, vaya, pero si es Mike en persona —dijo el viejo Barry volviéndose a Mike cuando acabó con los saludos— ¿A qué debo el honor de tu visita?
—La verdad sea dicha —le contestó Mike con el tono cordial con el que siempre hablaba con sus amigos— es que no esperaba encontrarte aquí, ¿No se supone que tu atiendes el turno de noche? Al final va a ser verdad eso que dicen de ti, que duermes en este lugar.
—Lo que dicen es que vivo aquí y creo que así es golfo, pero no creo que hayas venido a comprobar si eso es cierto o no, ¿qué ocurre? ¿Qué puedo hacer por ti y tus amigos? —esto último lo dijo casi en un susurro al oído de Mike, pues sabía que se trataba de algo serio y era un hombre desconfiado por naturaleza.
—Necesito hablar con Drew sobre unos asesinatos que se están cometiendo en la ciudad, ya han aparecido dos cuerpos en la ruta que ella hace y no creo que sea casualidad.
—Drew es una chica encantadora, Mike, no creo que sea capaz de matar ni a una mosca. Es huérfana, su padre falleció cuando ella era una cría y su madre apareció muerta un día en su casa con una sobredosis de caballo. A esa pobre muchacha le ha tocado hacer de padre y madre de sus tres hermanos pequeños. Trabaja mucho y bien, por las mañanas sirve tortitas en la cafetería de Randy, y por las noches se encarga de conducir el camión de la basura, ha sido la empleada del mes varias veces. Te digo yo que sería incapaz de hacer algo ilegal.
—No creo que ella sea la asesina viejo, pero, podría ser una víctima, quiero protegerla, por eso quiero hablar con ella. ¿Sabes dónde puedo encontrarla?
—A estas horas —dijo mirando su reloj de pulsera que era más viejo que él pues era una reliquia heredada de su padre— ya habrá acabado su turno en donde Randy, debe de estar en el instituto pues además estudia, o haciendo la compra para cocinarles a sus hermanos. No puedo decirte exactamente donde está pero si quieres, esta noche cuando venga, le digo que te llame y hablas con ella, ¿te parece bien?
—Me parece genial viejo, quedamos así entonces —y se despidieron con un abrazo tan  cariñoso como el que se dieron al entrar.
Volvieron a comisaría, en realidad Mike los dejó allí para marcharse a su casa, ya era hora de que cada uno descansara pues su turno hacía horas que había finalizado y la madrugada no tardaría en llegar y con ella su nuevo turno. Una vez Mike estuvo en casa y mientras se fumaba un cigarrillo en el balcón marcó nuevamente el número de teléfono de su amigo del FBI obteniendo el mismo resultado que los intentos anteriores. Entonces llamó a Sally.
—Hola Mike —le contestó ella—, acabas de dejarme y ya me estás llamando ¿tanto me echas a faltar?
—No puedo echarte de menos, tu perfume de zorra aún impregna mi casa —ambos rieron por la ocurrencia— en realidad no te llamo por eso Sally. Creo que deberías poner vigilancia en tres lugares de la ciudad, creo que pueden ser donde aparezca el próximo cadáver.
—¿Qué?, ¿Dónde?, ¿Cómo lo sabes?
—No estoy seguro que vaya a ser así pero es una especie de corazonada, mañana te cuento como lo sospecho, pero ahora pon vigilancia allí por favor.
Mike le dijo los tres lugares donde había visto en el mapa que pudieran ser los lugares del asesinato. Sally le prometió que ahora mismo movilizaría las patrullas necesarias y se despidieron entre las bromas que solían hacerse cuando estaban en privado. Mike apagó la colilla en el cenicero y se dispuso a darse una ducha rápida antes de irse a dormir pero antes de llegar siquiera al baño su teléfono móvil sonó. Se trataba de su amigo del FBI.

Por hoy es todo, Black Jack continuará en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Black Jack (VII)

Buenas noches desde el rincón en el que escribo. Hoy continuamos con la historia de Mike y su carrera por atrapar a Black Jack, ¿lo conseguirá? Continuamos con BLack Jack.

Mike y Sally saboreaban un sándwich en la parada callejera de la esquina entre la Calle Principal y de la Calle Continental. Eran los mejores de la ciudad y a un precio más que aceptable. Además Mike era cliente preferencial y siempre le hacían oferta de dos por uno. Ambos acababan de recorrer las joyerías de la ciudad, pero si bien no habían tenido suerte de encontrar al autor de los gemelos sí que habían obtenido una pista bastante buena sobre el origen de los mismos, era artesanía mexicana, ya tenían una pista de la que tirar.
Los contactos que Mike tenía al otro lado de la frontera, que no eran pocos precisamente, estaban metidos en averiguar en qué joyería se habían podido hacer y a quien podían pertenecer las iniciales que aparecían en ellos. Aunque sabían que estaban en la pista correcta era posible que esta llegara cuando era demasiado tarde.
—¿Qué te parece el sándwich, Sally? —preguntó Mike a su superior y amiga.
—Es increíble, tenías razón, es el mejor que he comido en mi vida —le respondió ella.
—Como siempre, siempre tengo razón —y acabó la frase encendiéndose un cigarrillo con la cerilla.
—Mike, ¿cuándo dejarás de fumar? Esa mierda te va a matar cualquier día.
—Por mi trabajo pueden matarme cualquier día, así que el tabaco solo es un ingrediente más de los muchos que quieren acabar conmigo.
En ese momento sonó el teléfono móvil de la intendente Brown y esta contestó poniendo el altavoz para que Mike pudiera escuchar la conversación pues la llamaban de comisaría.
—Brown al habla, dime Steph.
—Jefa, hemos buscado en la base de datos a los posibles delincuentes que hubiera en ella, que fueran de origen latino y que coincidan con las iniciales que nos pediste y no hemos encontrado a nadie que coincida.
—Pero eso no puede ser —dijo Mike llevándose las manos a la cabeza y arrojando el cigarrillo a medio fumar al suelo— debe de estar ahí, hay algún dato que se nos escapa.
—Hemos mirado el listado incluso de aquellos que están dentro de prisión y nada. No se nos ha escapado nada. El inspector Smith ha comprobado el listado en varias ocasiones y no hemos dejado nada fuera.
—Ampliar el rango de búsqueda —ordenó Sally— no sé como pero ampliar los parámetros de esa búsqueda. Si es preciso que se ponga todo el departamento de homicidios, tanto el de mañana como el de noche, a buscar a esas personas.
—Ok jefa, como ordenes.
—Stephanie —dijo ahora Mike—, debe de tratarse de un matrimonio o de unos hermanos pues las iniciales del apellido el modelo coinciden, limitar la búsqueda a eso. Probablemente se trate de mexicanos, tal vez eso acote la búsqueda. Y dejadme los resultados obtenidos sobre mi escritorio por favor, aunque no encontréis nada dejármelos igualmente.
—Está bien Mike así lo haremos.
Sally colgó y mientras lo hacía le preguntó a Mike:
—Si no encuentran nada, ¿para qué quieres que te dejen la información?, ¿Qué esperas encontrar?
—Aún no lo sé Sally, pero en esa lista deben de estar las próximas víctimas de Black Jack. De una manera o de otra debemos encontrarlos antes de que los maten, tal vez sea la única opción de acabar con el asesino sea quien sea.
Caminaron un par de calles hasta llegar al coche de Sally, en el que habían venido los dos para recordar los viejos tiempos en que ambos patrullaban juntos. Él la observaba mientras conducía. Le parecía la mujer más sexy de la ciudad, de hecho, si no hubiera sido por aquel extraño pacto que habían hecho hacía tantos años se le habría declarado hace tiempo. Y desprendía un olor delicioso, aquel perfume que ella usaba le encantaba pese a que la molestaba con que olía a puta no era verdad. Bajó su mirada de su cara al busto de ella y recordó el sujetador que reposaba en el cabecero de su cama y sonrió.
—¿Qué pasa Mike? ¿A qué viene esa sonrisa bobalicona que ha aparecido en tu cara? —le preguntó Sally mirándolo a través del espejo interno del coche.
—No pasa nada Sally, es tan solo que acabo de darme cuenta que no llevas sostén y me ha parecido divertida la situación, ¿Cómo esperas que te respeten los subordinados cuando le des órdenes apestando a puta barata y con los pezones duros apuntándolos?
—Eres un cerdo Mike, pero gracias por recordarme lo del sostén, pasaremos por tu casa para recogerlo.
—Si vamos los dos allí tal vez podamos retomar la situación desde donde la dejamos, que creo que la dejamos a medias.
—¡¿Estás loco?! No podemos ponernos a follar, tenemos cosas que hacer.
Mike rió a carcajadas.
—En serio Sally, ¿Cómo puedes ser tan ingenua para algunas cosas? Te estaba tomando el pelo.
Sally también rió y tras pasar por casa de Mike y acabar de vestirse con la prenda que le faltaba, pusieron rumbo a la comisaria. Los compañeros de homicidios negaron con la cabeza cuando les vieron, no habían encontrado nada pese a comprobar las listas varias veces. Mike encontró sobre su escritorio un pliego considerable de papeles impresos por las dos caras con un listado bastante exhaustivo de los delincuentes de la ciudad o cercanías.
La desesperación se podía ver en el rostro de todo el departamento, tan solo Mike parecía no estar afectado por la desazón. Incluso silbaba una conocida melodía televisiva mientras tamborileaba con sus dedos sobre la madera de su mesa al tiempo que revisaba algunos de los papeles de su escritorio y tomaba notas en su pequeña libreta de algunas cosas. Aunque cualquiera podía haberlo hecho fue salí la que verbalizo la pregunta:
—¿Por qué estás tan contento Mike? No tenemos una mierda donde seguir buscando y tú en cambio te pones a silbar el tema de “Juego de tronos”.
—Cuando hables en plural, no me incluyas a mi Sally —le respondió él sin mirarla pues seguía haciendo anotaciones en su libretita— tal vez vosotros no tengáis idea de dónde buscar, pero yo aún tengo algunas pistas de las que tirar del hilo. ¿Por qué soy más listo que vosotros?, puede, pero en realidad porque me fijo más que vosotros.
—¿Qué quieres decir? —preguntó el inspector Smith— ¿Es que sabes algo que los demás desconocemos?
—Sé muchas cosas más que tú, novato —le respondió Mike, era evidente que aquel tipo no le gustaba, como la mayoría de los que llegaban de Nueva York o Chicago pensando que sabían más que nadie, y no trataba de ocultarlo— pero en este caso no soy ni vidente ni tengo información privilegiada…
—Ocultar información a los compañeros puede considerarse delito —le cortó el inspector Smith al que Mike tampoco le caía en gracia.
—Yo no ocultó nada, tan solo busco donde los demás no sois capaces, y ahora si me perdonáis, tengo que hablar con un policía de verdad para que me confirme unas sospechas que tengo —y se puso de pie cogiendo el taco de papel con el listado de los delincuentes.
—Ni se te ocurra dejarme con la palabra en la boca —le recriminó el inspector Smith agarrándolo de un brazo— ¿qué pistas son esas que dices tener? ¡Desembucha!
Mike se paró delante de él, mirándolo a los ojos, Sally, que lo conocía, temió que le fuera a soltar un puñetazo por lo que tendría que expedientar a ambos y apartarlos del caso y no iba sobrada de personal precisamente. En lugar de eso, Mike soltó el aire por la nariz muy lentamente y dijo:
—Voy a comprobar los nombres de las víctimas que no llegaron a serlo del primer Black Jack y comprobar si tienen relación con las que sí han sido víctimas del segundo por si tuvieran relación y nos pudiera dar la identidad de las futuras personas a las que quiere matar además de hablar con el equipo de limpieza de las calles, al parecer el asesino pasa justo después de ellos, tal vez hayan visto algo. Y ahora, si me sueltas, iré a hacer de policía, porque yo, al menos, si lo soy.

Por hoy es todo, "Black Jack" continúa en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Black Jack (VI)

Buenas noches desde el rincón en el que escribo, continuamos con la historia de Mike y Sally en "Black Jack" hoy la sexta entrega.


El escritorio de Mike parecía ser la zona cero de un terremoto, había papeles por todas partes y un gran plano de la ciudad estaba extendido sobre este. Estaba bastante desgastado por el uso y había muchas marcas en él. Tenía marcado los sentidos de tráfico de las calles, las bocas de entrada y salida del metropolitano, las cabinas de teléfono que aún quedaban operativas, las rutas de recogida de basuras y quién las hacía y también la división ficticia de los diferentes barrios. Y las marcas más importantes que tenía era una cruz en los lugares donde el Black Jack original había cometido sus crímenes.
Estos, los cinco, estaban en el lado Sur Oeste de la ciudad, si mirabas las marcas estás formaban un ángulo recto, como una ele mayúscula. Sobre él acababa de hacer las nuevas marcas de los dos crímenes del nuevo Black Jack. Estaban en la otra punta de la ciudad, en el lado Noreste de la ciudad y de momento eran una línea recta. También había colocado sobre su escritorio todos los documentos de los dos asesinatos nuevos y todos los antiguos. Las carpetas y las fotografías estaban desperdigadas en un caos ordenado, tan solo el cenicero, que estaba lleno de colillas, era accesible.
La intendente Brown acababa de entrar echando chispas. Acaban de volver del operativo para buscar a Miroslav Basielivic y no lo habían encontrado en su domicilio. Habían registrado este y el arma con la que supuestamente se habían cometido los dos asesinatos tampoco estaba en su vivienda. Por lo que parecía no faltaba nada más, ni ropa, ni enseres personales ni joyas. La caja fuerte no había sido forzada y todo su contenido, aparentemente, continuaba en su lugar. Era primordial encontrarlo para poder acabar con la ola de crímenes antes de que se les acabara el tiempo o la población podría empezar a ponerse histérica.
Mike empezaba a desesperarse. Era un hombre de acción, pero también un policía de campo. Le gustaba detener a los malos e investigar los crímenes, detectar los errores de los asesinos y poder ponerlos en prisión, presumía de ser más inteligente que el más inteligente de los delincuentes, pero Black Jack, de nuevo ese nombre, parecía más listo que él. Pese a que todos los indicios apuntaban a Miroslav Basielivic algo le decía que este no era el hombre al que buscaban. No podía precisar por qué pero que tantas pistas apuntaran a él en un escenario preparado como era este le hacía sospechar que no era el asesino, incluso la idea de que pudiera ser una futura víctima le rondaba por la cabeza como ya había pasado con Kelly Anderson.
—Esto me asquea —dijo Sally Brown llamando la atención de Mike.
—Sí, a mí también.
—¿Verdad que es exasperante que no encontremos a Miroslav Basielivic por ningún sitio? A saber a quién más quiere matar.
—¡Ah!, ¿Te referías a eso? —Sally asintió.
—¿Tú no?
—Claro que no. Estoy seguro que él no es el asesino, sí ya sé que hay pruebas que apuntan a él, pero también las había en contra de Kelly Anderson en el primer cuerpo y ha resultado que era una víctima y creo que este puede ser el mismo caso aquí. No, a mí lo que me asquea es que no sepamos dónde se están cometiendo los asesinatos, si lo supiéramos tal vez tuviéramos una pista de quién es el verdadero asesino. Y podríamos saber también sus motivaciones y porque los está presentando en esos lugares y de esas maneras. Creo que trata de llamar nuestra atención, pero también quiere despistarnos, hacernos dar palos de ciego.
—¿Qué quieres decir?
—Por ejemplo, el tiempo y esfuerzo que hemos perdido buscando a Miroslav Basielivic no lo hemos empleado en buscar al verdadero asesino. Está haciendo que nos desesperemos. En vez de ponerle cerco nosotros y hacerle cometer errores para que podamos detenerlo es él el que nos lo pone a nosotros. Si seguimos dando palos de ciego como hasta ahora estamos haciendo, no tardaremos mucho en que el juez, nuestros superiores y, lo que aún es peor, la prensa y la población se nos eche encima pidiendo explicaciones y exigiendo alguna cabeza. ¿Estas preparada para entregar la tuya? Creo que no y no deberías, siempre tienes la mía disponible para acallar bocas.
—¿Y perder al mejor policía de la ciudad? Ni de coña. Pero no creo que sea necesario. No van a exigir ninguna cabeza —Jack la miró con una expresión que denotaba que no estaba de acuerdo con ella—. No sé qué piensas Mike pero siempre que aparece el nombre de Black Jack y pierdes los nervios.
—Yo no pierdo nada Sally, solo observo, cosa que no hacéis los demás. Estáis demasiado influenciados por la imagen que dan las series de televisión y el cine de lo que es un buen policía. Sally, tú antes eras una gran policía, eras la mejor y por eso llegaste a ser la intendente más joven del país, pero ahora solo quieres resolver los casos rápido, meter a alguien en la cárcel aunque sea inocente. Recupera tu yo anterior, abre tus ojos y no te dejes llevar.
—¿Y qué ves tú Mike?
—Aún nada Sally, pero necesito tiempo, nuestro trabajo es así. Observar, buscar, contrastar y detener, ¿no recuerdas que ese ere tu mantra cuando éramos compañeros?
Sally estuvo a punto de ponerse a llorar. Mike tenía razón en todo lo que le había dicho, ya ni recordaba a aquella joven que abandonó la academia y empezó a recorrer las calles en compañía de un Mike que era el mejor maestro posible y a la vez un cascarrabias incorregible. No tardó en enseñarle todo cuanto sabía y ella aprendió cuanto pudo, como una esponja, pero ahora todo era diferente. No sabía decir si es que se había acomodado en su cargo o se había dejado arrastrar por la vorágine que envolvía al resto de la comisaría pero ya no era ni tan perspicaz, ni sagaz ni se hacía preguntas constantemente.
—¿Y qué propones que hagamos Mike?
—El asesino, sea quien sea nos está dejando pistas en cada cadáver sobre quien va a ser la próxima víctima o próximas. Sabemos que uno puede ser Miroslav, pero, hay más pistas —Sally la miró entre extrañada y sorprendida por lo que Mike le mostró los dos gemelos que se encontraron en la escena del crimen junto al cuerpo—. Si averiguamos quien son A.L. y N.L. podremos adelantarnos a él.
—Puede haber cientos de personas con esas iniciales en la ciudad, tardaríamos días en sondearlos a todos, puede que meses.
—Los dos gemelos son idénticos salvo por las iniciales, ¿no?
—Sí, ¿qué quieres decir con eso?
—Pues que seguramente pertenezca a dos miembros de una misma familia, dos hermanos, un matrimonio, algo por el estilo Sally. Probablemente estén hechos por encargo. Si descubrimos quien es el fabricante, tal vez nos lleve a sus legítimos dueños y estos tal vez nos lleven a Black Jack.
—No suena mal tu idea. Pero, ¿qué quieres que hagamos?
—Pon a todos los chupatintas de esta comisaría a buscar a alguien que pueda coincidir con esas iniciales y tú ven conmigo, si quieres, recorramos las calles de la ciudad, pateémosla como siempre hemos hecho, busquemos quien hizo este encargo y encontremos a Black Jack y enchironémoslo de una puta vez.

Por hoy es todo, "Black Jack" continúa en "Mi Rincón de Esscribir". Nos leemos.

viernes, 30 de agosto de 2019

Black Jack (V)

Buenas noches desde el rincón en el que escribo. Continuamos con el relato por entregas de "Black Jack" hoy la quinta entrega, empezamos.

—Me juego el sueldo del mes a que se trata Kelly Anderson —dijo Mike llegando al lugar donde estaba el cuerpo en el suelo aunque aún no lo había visto.
—¿Es que sabes algo que el resto de mortales desconocemos? —le preguntó el inspector Smith.
—Tan solo he hecho los deberes después de leer los informes de la autopsia y el laboratorio novato —respondió negando con la cabeza.
—Pero, ¿cómo puedes estar tan seguro de eso si ni siquiera has visto el cuerpo? —le preguntó ahora la intendente Brown. Aparentemente puede tratarse de una prostituta, así va vestida al menos.
—Nah, es un escenario preparado otra vez.
Mike pasó bajo la cinta amarilla y contempló por primera vez el cuerpo de la joven que yacía en el asfalto. Era cierto lo que le había dicho Sally, parecía una prostituta a la que hubieran robado y matado. Estaba vestida con un ceñido vestido de lentejuelas doradas con la falda del mismo muy corta, a mitad de muslo, y un pronunciado escote por el que asomaba uno de los senos, tenía las bragas en los tobillos y unos aparatosos zapatos de tacón, el bolso abierto junto al cuerpo y diseminado sobre el asfalto el contenido de este salvo la billetera. El naipe con el dos de corazones estaba en el otro tirante del vestido medio oculto para que no se viera a simple vista.
—¿Por qué dices que es un escenario preparado Mike? —preguntó el inspector Smith encogiéndose de hombros— A mí me resulta muy creíble.
—Porque eso es lo que quiere hacernos creer, pero mirad esos tacones imposibles que lleva, no están usados, si fuera una prostituta a la que han robado, violado y matado seguramente esos zapatos tendrían alguna marca de haber caminado con ellos, aunque presupongamos que la chica acababa de empezar el turno y viviera en el edificio más cercano, alguna marca de uso tendría y están nuevos a estrenar, además le van un poco grandes, ni siquiera son de su número. Si hubiera andado con ellos seguramente se habría abierto la cabeza contra el suelo.
—Tal vez fue lo que pasó —razonó Smith— hasta que no tengamos los resultados de la autopsia no lo sabremos seguro Mike.
—Si se hubiera abierto la cabeza contra el suelo el asfalto estaría llena de materia encefálica y no lo está, ni tiene ningún traumatismo visible a simple vista. Lo cual querría decir que si se mató por usar esos tacones no fue aquí y por tanto es un escenario preparado de igual manera.
—No se ha partido la cabeza, eso seguro —dijo el forense que estaba acuclillado junto al cuerpo sin vida—. Y sin hacer la autopsia es difícil saberlo, pero yo diría que la causa de la muerte probablemente sean dos disparos cerca del corazón como el primer cuerpo.
Mike se agachó junto a él y cogió el naipe que asomaba por el escote con un guante pero sin ponérselo y lo guardó en una bolsa hermética de plástico transparente. Al coger este se dio cuenta que había un vendaje en el otro pecho, probablemente también le hubieran disparado y cauterizado la herida como en el caso anterior. Ya que estaba allí contempló todos los objetos que supuestamente habían contenido el bolso y que estaban desparramados por el suelo. Si lo habían preparado todo como un robo, ¿qué hacían unos gemelos de oro en el suelo? Se preguntó a sí mismo. Cogió uno de ellos y lo miró con detenimiento. Era media esfera de oro con una pequeña cadenita también del noble metal y una barra para poder cerrarlo. En la parte de la media esfera había unas iniciales, una N y una L mayúsculas. Lo guardó en otra bolsita y cogió el otro que estaba en el suelo. Pese a que era idéntico al anterior las iniciales no coincidían, este tenía una A y una L mayúsculas. ¿Pertenecerían a dos personas diferentes? Lo guardó junto al otro y se puso en pie, contemplando el lugar con detalle.
Era una calle poco transitada, probablemente durante el día aún fuera usada por algún vecino que aparcara cerca y quisiera recortar de camino a casa, pero de noche dudaba mucho que la utilizara alguien, estaba mal iluminada, era una calle estrecha y con cubos de basura, un lugar perfecto para cometer un delito si algún incauto se adentraba en ella sin el cuidado necesario. O el lugar perfecto para la puesta en escena. Tan solo la cercanía al museo hacía de esa calle algo destacable. De repente cayó en la cuenta de los cubos de basura, se acercó a ellos y los abrió, estaban vacíos, lo cual quería decir que el camión de recogida debía de haber pasado poco antes de que se encontrase el cuerpo.
—¿Quién encontró el cuerpo? —preguntó Mike sin girarse a sus compañeros.
—Dave, de la seguridad privada del museo —le contestó Sally mientras anotaba algo en su libreta— creo que le conoces. Salió a fumar un cigarrillo y le pareció ver algo en el suelo y se acercó, pero no ha tocado nada. ¿Por qué lo preguntas?
—Dudo que Dave tenga cojones de acercarse a un cadáver, mucho menos tocar nada de un muerto —dijo Mike echando mano de su teléfono móvil— todo lo que tiene de grande lo tiene de bueno, y mira que es grande el cabrón.
Le contestaron al otro lado y mantuvo una conversación intrascendente al principio con el viejo Barry. Mientras hablaba con él observaba a Sally, parecía mentira que tan solo una hora antes estaba con ella en la cama, y ahora estaban los dos investigando un asesinato. Se había puesto la americana sobre la blusa pero para un observador como él le resultaba evidente que no llevaba puesto el sujetador. Tras más de dos minutos de nimiedades Mike lanzó la pregunta al viejo Barry por la que lo había llamado.
—Viejo, tengo que preguntarte algo, tengo un fiambre en una callejuela detrás del museo de arte moderno, el caso es que los cubos están limpios y quería saber quién hace esta ruta y a qué hora lo hizo por si han visto algo.
—Eso es zona de Drew y los hermanos García. Deben de haber pasado por ahí a media noche más o menos, ¿por?
—Solo por saber si han visto algo, gracias Viejo —mientras colgaba negaba con la cabeza— otra vez Drew y los García, me temo que esto no es casualidad. ¿A qué hora se encontró el cuerpo? —Preguntó ahora girándose hacia el resto de policías allí presentes.
—La llamada se hizo a las doce y media, y tardamos cinco minutos en llegar o menos, pues estábamos cerca —dijo uno de los agentes de uniforme que se encontraban allí y que habían estado tomando declaración a los testigos y curiosos y luego echándolos del lugar para que la policía científica pudiera hacer su trabajo.
—Mike —dijo Sally que se había agachado cerca del cuerpo y sostenía un anillo de oro, en realidad un sello con las iniciales M y B que no habían visto antes pues estaba bajo el cuerpo de la chica— ¿Las iniciales M y B te dicen algo?
—Sí, el reloj que tenía el primer cadáver pertenecía a Miroslav Basielivic, probablemente sean suyas, ¿por?
Sally le mostró la alianza y él la tomó con sumo cuidado de no dejar sus huellas sobre este. En cuanto lo vio Mike fue hasta su coche que estaba cruzado en mitad de la calle cercana con la puerta abierta y la sirena portátil sobre el techo y abrió la guantera, de ella extrajo una carpeta color Kraft y revisó unos papeles que contenía.
—¡Mierda! —exclamó golpeando con el puño el volante de su adorado Mustang.
—¿Qué pasa? —preguntaron al alimón Sally, el forense y el inspector Smith.
—Miroslav Basielivic tiene licencia de armas y tiene a su nombre un revolver del 38, un Smith & Wesson.
—¿Y qué tiene eso que ver? —preguntó el inspector Smith que no entendía que quería decir Mike.
—Pues que esta tarde he ido a buscarlo a su casa y no estaba, y los dos muertos han sido asesinados con ese calibre.
—Este aun no lo sabemos seguro —dijo Sally y al ver que el forense asentía dijo— pero es lo más probable —y tras decirlo cogió su teléfono y marcó un número—. Necesito una orden de registro y otra de arresto para Miroslav Basielivic.

Por hoy es todo, "Black Jack" continúa en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.